sábado, 15 de octubre de 2011

~Capítulo 23~

Él sonrió y me besó.

Después, nos tumbamos. Él sobre mí.

-Debería ponerme algo-le dije.-Podría venir alguien.

Me dejó incorporarme y me enrollé en la sábana.

-¿Has visto mi…?-vi mi culotte colgando del picaporte de la puerta.-Vaya, con qué precisión lo lanzaste.

Él rió.

Fui por el y me lo puse. Siempre me había gustado esa prenda. Al lado de la puerta estaba la camiseta que Tom había tirado. Era una camiseta a la que le había cortado las mangas de Lobezno.

-¿Puedo ponérmela?-pregunté.

-Por supuesto.

Así lo hice. Dejaba entrever algunas partes de mi anatomía que no estaba acostumbrada a enseñar, pero en esos momentos me dio igual.

-Te queda muy bien.

Tom ya se había puesto los bóxers y estaba sentado en la cama. Corrí y me tiré contra él. Le pasé los brazos por el cuello y le besé. Después, me quedé allí, tumbada sobre él. No hacía falta hablar. Estuvimos en silencio bastante tiempo, hasta que él lo rompió.

-Feliz cumpleaños.

Levanté la cabeza y le miré.

-¿Pero cómo lo…?

-Os escuché hablar a Carol y a ti sobre ello.

Miré el reloj de la mesilla. Sí, oficialmente ya era mi cumpleaños.

-No pude salir a comprarte a nada.

-¡Oh, y no hace falta!-dije, mientras le acariciaba la mejilla con la mano.-Ya me has hecho el mejor regalo que alguien podía hacerme.

-Con qué poco te conformas entonces.

-Ay, déjame.-dije, riendo.

Empezamos entonces una larga conversación, hasta que Tom dijo que ya era hora de que durmiera.

-Oh, no, yo quiero seguir hablando contigo.

-Mañana podemos seguir, pero tienes que dormir.

Hinché los mofletes, pero él los apretó con las manos y me salió una pedorreta. Reímos. Me acurruqué bien cerca de él y apoyé la cabeza en su hombro.

-¿Dónde está la gente, Tom?-pregunté.-Ya es tarde, tendrían que estar aquí.

-No te preocupes por ellos y descansa.

-Contigo cerca, es imposible.

-¿Quieres que me vaya?

-¡No!

Rió.

-De acuerdo.

Y mientras me tocaba el pelo, me dormí. No tuve ningún sueño esa noche.

-¡Felicidades!-me gritaron todos por la mañana.

-Dejarme dormir-dije, mientras les daba la espalda y me tapaba.

-¡Ah, no, no, no! ¡Despierta, vamos!- y Dougie me quitó la manta. No me quedó entonces otro remedio que desperezarme.

-Eh, esa camiseta es de Tom-dijo Danny.

Me acordé de que llevaba la camiseta de Lobezno.

-Es que no encontraba mi pijama.-expliqué.-¿Bajamos a desayunar? Tengo hambre.

-Es tu cumpleaños… ¿y solo piensas en desayunar? ¡Oh, vamos! ¡Hoy es un día especial! ¡Te haces mayor!- dijo Harry.

-No sé qué tiene de especial, me hago mayor día a día. A diferencia de vosotros.

-Eh, Harry, ¿te acuerdas cuando te dije que éramos cuatro tíos sexys con un objetivo en la vida?-dijo entonces Danny.

-Sí, me acuerdo.

-Pues creo que es este. ¡Ser jóvenes y sexys por siempre!

Nos reímos.

-Como hoy es tu cumpleaños, tú mandas.-dijo Tom.

- Lo primero es el desayuno.

-Tu palabra es ley. ¡Todos a desayunar!

-¡No, pero antes el regalo!-dijo Dougie.

-¿Regalo? ¡Pero si no os teníais que haber molestado!

-Yo quería traerte la bici esa del gimnasio que tanto te gustaba, pero no me dejaron-dijo Harry.

Dougie me tendió un paquete envuelto en…

-¿Esto son muñecos de nieve?-pregunté, extrañada.

-Sí, es que no encontraba otro papel.

Reí.

-Gracias de todos modos, de verdad.

-Vale, vale, ¡pero ábrelo!

-¡Estás tú más emocionado casi que yo!-volví a reír. Abrí el regalo. Era una camiseta blanca, que ponía Zukie en rojo y salía un bonito robot de colores.-¡Oh, no puedo creerlo! ¡Pero si es…! ¡La…la camiseta que yo quería! ¿Cómo…?

-Digamos que tengo infiltrados.-dijo, mirando a Carol. Claro, ella se lo habría dicho.

-¿De veras es para mí?-pregunté, emocionada.

-Sí, para que no tengas que ponerte nunca más camisetas roñosas de Tom.

-¡Eh!-dijo el aludido.

Abracé a Dougie.

-¡Muchísimas gracias! Voy a ponérmela ahora mismo.

Fui al baño y cambié la camiseta de Tom por esta. Me puse también unas mayas negras.

Al salir, todos me aplaudieron.

-Te queda como anillo al dedo.-dijo Tom.

-Si es que Tom, yo entiendo de estas cosas, ¿sabes?-le dijo Dougie, orgulloso.

Bajamos a desayunar y comí copiosamente.

Hoy también hacía sol, por lo cual nos era imposible salir. Nos fuimos al hall del hotel y nos sentamos en los sillones que había usando el wifi que allí había y hablando sobre esto y aquello. Había que recalcar el hecho de que Danny me ignoraba y no me hablaba si no era estrictamente necesario.

A la hora de comer, nos dirigimos al comedor. Estábamos todos sentados a la mesa, comiendo, cuando alcé la cabeza y le susurré a Tom al oído, que estaba a mi lado:

-Me pones to´perraca.-mientras le ponía la mano en la pierna.

Él rió.

-Eso tiene solución-me susurró a su vez.

Los dos intercambiamos una mirada de complicidad.

-¡Oh! ¡Acabo de acordarme!-dije, levantándome de la mesa.-Me he dejado el móvil arriba. Tengo que ir por él.

-¿No puedes esperar a que subamos todos?-preguntó Danny.

-Oh, no, imagina que me llama mi madre y no se lo cojo. Se pensaría que estoy muerta o algo peor.

-¿Pero no te llamó ayer?

-Sí, porque se pensó que ayer era mi cumpleaños. Se equivoca porque tengo un hermano que cumple los años un día antes que yo.

-Subo contigo.-dijo Tom.

Sonreí.

-Vale.

Esperé hasta salir del comedor y después le di la mano. Salimos corriendo arriba y entramos en la habitación.

Tom cerró la puerta tras él y después, cogiéndome por la cintura y besándome, me puso contra la pared. Le ayudé a quitarse la camiseta y después él me ayudó a desprenderme de la mía. Le besé el cuello mientras me peleaba con el botón de sus pantalones y finalmente le ganaba la batalla.

Una vez desnudos ambos, enrollé mis piernas alrededor de sus cintura, acercándolo a mí todo lo posible. Notaba la fría pared en la espalda, pero no me importaba. Le pasé los brazos por el cuello y lo besé apasionadamente, añadiendo de vez en cuando algún que otro mordisco en el labio.

Cuando ya no pude más, me dejó caer sobre la cama.

-Podría acostumbrarme a esto-dije.

Él rió.

-¿Tenemos que bajar?-pregunté.

-No es necesario, si no quieres.

-Sospecharan. Son muy listos.

-Pues que sospechen. Y… ¿estás segura de eso? Porque yo no.

Reí.

-Igualmente, voy a vestirme.

Así lo hice.

-Oh, ya vienen.-me avisó Tom.

Yo estaba poniéndome la camiseta.

-¡Oh, Dios!-dije, mientras me la ponía a toda prisa.

-Tengo una idea. Tú sígueme la corriente.

-Te sigo hasta el fin del mundo.

Sonrió.

Entraron por la puerta y se nos quedaron mirando.

-¿Por qué no habéis bajado?-preguntó Danny.

-¿Y por qué estáis colorados?-añadió Dougie.

-Estamos buscando el móvil. No lo encontramos.-dijo Tom.

-Sí, lo hemos puesto todo patas arriba, pero nada-dije yo, en un intento por secundarle. Eso podría explicar porqué las sábanas estaban hechas un revoltijo y algunas cosas tiradas por el suelo.

-Pues os ayudamos a buscarlo.

-Sí, vale.

Me mordí el labio.

El móvil estaba en los pantalones que me quité ayer y dejé en la silla al lado de la cama de Tom. Se lo indiqué a Tom con la mirada y él entendió. Al rato, dio con él accidentalmente.

-¡Ah, es verdad, estaba en mis pantalones! Muchas gracias-dije, dándole un rápido beso en los labios.

Pasamos la tarde metidos en la habitación. Yo estaba tumbada en la cama, con Tom al lado. Danny y Harry miraban un partido de fútbol raro en la tele y Dougie y Carol jugaban a la mona con las cartas.

Cuando se hizo de noche, nos precipitamos todos al exterior con ansia de aspirar el aire puro de la noche.

-Puede que no estemos haciendo nada, pero este es con diferencia, el mejor cumpleaños de mi vida.-dije, sonriéndoles.- No ha habido canciones raras ni vergonzosas, ni regalos, ni globos, ni velas ni tartas…

-En eso te equivocas.-dijo Harry, mientras salía corriendo y volvía al segundo con algo entre las manos.

-¿Qué te creías, que te íbamos a dejar sin tarta o qué? Sin tarta, esto no es un cumpleaños ni es nada.-dijo Dougie.

Harry abrió el paquete. Era una tarta pequeña, que ponía mi nombre y felicidades. Había una vela en forma de gato que me hizo reír bastante.

-Es pequeña porque nosotros no podemos comerla, no porque seamos unos ratas-recalcó Danny.

Reí ante aquello.

-Tranquilo, me lo suponía.-dije.

Dejamos que Dougie la partiese y Carol y yo comimos un poco.

Después, abracé a Tom. Él señaló al cielo.

-Mira, hay luna llena.

-La luna llena es preciosa. Es lo que más me gusta en el mundo. Podría pasarme la vida entera mirándola. Dicen que los cáncer se vuelven locos con ella. Ahora podría explicarse mi comportamiento poco habitual…

-Yo también soy cáncer.

-¡Es verdad, tú también cumples años dentro de nada!-dije, sonriéndole y le abracé más fuerte.

-Es cierto. Y mira, como no tenemos velas, mira la luna y pide un deseo.

-¡Oh, qué bonito! Está bien. Ya.

-¿Qué has pedido?

-Si te lo digo, no se cumpliría.

Rozó su nariz con la mía.

-Cierto.

-Empalagosos.-dijo Danny pasando por nuestro lado.

Le miré y me aparté un poco de Tom. No quería hacerle daño.

-Danny-le llamé, mas él me ignoró. Sabía cuánto odiaba eso y aún así lo hacía.

Iba a gritarle cuando todos se pusieron a la defensiva. Tom me puso detrás suya.

-¿Qué pasa? ¿Qué pasa?-les pregunté, asustada.

Estábamos en el jardín del hotel, que conectaba con una gran parcela de árboles que no podíamos haber explorado. Ellos miraban con desconfianza aquella explanada, pero, aunque miré tanto que me dolieron los ojos, no logré ver nada.

-¿Qué ocurre?-pregunté de nuevo.

Dougie bufó.

Y, entonces, aparecieron.

Salieron de los árboles como sombras y la luz de la luna nos reveló su identidad.

Peter.

Me llevé las manos a la boca para ahogar un grito que, de todas formas, se quedó en mi garganta.

A su lado estaba Rebe, la cual no había cambiado absolutamente nada y un grupo de chicos muy parecidos al que había perdido anteriormente, solo que estos eran más numerosos. Los conté. Eran ocho.

Peter nos evaluó con la mirada y sus ojos se quedaron fijos en mí. Sonrió.

-Feliz cumpleaños, Cris.-me dijo.

¿Cómo sabía él que era mi cumpleaños? Ah, claro, Rebe debía de habérselo dicho.

-¿Qué haces aquí?-le preguntó Harry.

-He venido al cumpleaños de mi amiga.-le respondió, como si fuera lo más obvio del mundo.

-Yo no soy tu amiga. Creí que te había quedado claro la vez que saliste corriendo con el rabo entre las piernas.-dije secamente.

Él seguía sonriendo.

-Pues…ya ves que no. He venido a hacer las paces. Y, mira por donde, te he traído un regalo.

-No quiero nada tuyo.

Sonrió de nuevo.

-Spike, pásamelo.

El tipo más grande de los que allí había avanzó y le dio un paquete.

-Cógelo-me dijo Peter mientras me lanzaba el paquete, que pasó por encima de Tom y cayó en mis manos.-Lo eligió Rebeca.

Mi amiga asintió, con una sonrisa.

Pues, conociéndola, entonces sería una bomba o algo parecido.

-Ábrelo, vamos.-dijo Peter.

Le quité el papel y abrí la caja.

-¿Un reloj?-dije, desconcertada.

-Sí, para que cuentes el tiempo que te queda con tus amigos, que es más bien poco.

Le miré.

-He venido a llevarte conmigo.-me dijo. Todos le miramos como si nos acabara de hablar en chino y no entendiéramos lo que había dicho.-Y eso es lo que harás.

-Ella no se mueve de aquí.-dijo Harry, poniéndose al lado de Tom, creando una barrera entre Peter y yo.

-Oh, ya lo creo que sí.-dijo Peter, sin borrar esa sonrisa de autosuficiencia de la cara. Con un gesto de la cabeza, sus cinco amigos se lanzaron sobre nosotros. El tal Spike se lanzó hacia mí como uno se tira de cabeza a la piscina, pero Harry fue más rápido y lo apartó de un golpe. Sin embargo, teníamos problemas.

Ellos solo eran cuatro, mientras que los amigos de Peter eran uno más. Tuve miedo, pero no por mí, sino por ellos. Cualquiera podía tener un descuido y… ser su final. Uno pequeño, con cara de rata y muy rápido, consiguió zafarse de Tom y quedarse frente a mí. Grité, Tom se dio la vuelta y me empujó un segundo antes de que el otro me agarrara. Caí al suelo del culo y me incorporé ágilmente para colocarme al lado de mi amiga Carol, que, al igual que yo, estaba aterrorizada.

Uno con cara de perro se acercó a nosotras corriendo, se paró y nos miró.

-¡Ahhh!-nos gritó.

-¡Ahhhhhhhhh!-le respondí a mi vez mientras intentaba pegarle una patada. Pero él me agarró de la pierna y tiró y yo quedé cabeza abajo con los brazos colgando.

-¡Tú no toques a mi amiga!-dijo Carol arreándole una patada que por poco me da a mí. El cara perro se rió y empujó a mi amiga, que cayó al suelo.

-¡Sálvate tú, Carol!-la dije. Le pegué un puñetazo en la rodilla al cara perro.-¡No vuelvas a ponerle la mano encima a mi amiga, ¿me oyes, perro pulgoso?!

El tío se dio por aludido y levantó el brazo para mirarme a la cara.

-¿Qué me has llamado?

En ese momento, Danny se tiró contra él y yo caí al suelo de bruces. Danny y el cara perro salieron rodando y llegaron cerca de otro de los amigos de Peter.

Ayudé a mi amiga a levantarse del suelo. Miré el panorama. Tom estaba con el cara rata, Harry ayudaba a Dougie con Spike, que se asemejaba a una montaña de lo grande que era y Danny…

-No.-dije.

A Danny lo tenían sujeto entre el cara perro y otro que parecía Adam Lambert pero en rubio. Ambos miraban a Peter, buscando instrucciones.

-Matadle.-dijo Peter.

-No, no, ¡no!-dije, avanzando hacia él.- Me voy con vosotros, ¡me voy contigo! ¡Pero suéltale!

Peter sonrió.

-¿Qué dices, Cris? No te oigo.

Apreté las manos con fuerzas.

-No, Cris, no te vayas con él.-dijo Danny.

Peter le dio una bofetada y grité.

-Tú te callas.-se giró hacia mí.-¿Qué decías, bonita?

-¡Qué me voy contigo!

-Eso era exactamente lo que quería oír. Haces lo correcto.-me tendió la mano derecha.-Ven, vamos.

Avancé un paso pero Tom me agarró del brazo.

-¿Estás loca?¿Pero tú sabes lo que haces?

-¡No, no sé lo que hago, solo sé que si no me voy con él matará a Danny! ¡Suéltame, Tom! Por favor-la voz se me quebró- No hagas esto más difícil.

-No, no voy a soltarte.

-Hazlo, por favor.

-Quien sabe si te suelto si te volveré a ver.

-Si no me sueltas, a quien no volverás a ver será a Danny. Por favor, Tom. No quiero que le hagan daño.

-No, no quiero que te vayas.

Le besé con pasión y me zafé del agarre. Avancé hacia Peter y le cogí la mano que me tendía antes de que Tom pudiera reaccionar. Peter me estrechó la mano con fuerza y me subió a su espalda.

-No-dijo Tom, e hizo ademán de andar, pero Dougie y Harry lo agarraron.

Me giré y miré a Danny.

-Ya me tienes, Peter, ahora déjale que se vaya.-le dije.

Peter se giró.

-Soltarle.

Danny salió volando y cayó de pie al lado de Tom.

-No me sigáis-advirtió Peter-porque entonces la mataré.-se giró hacia Rebe-Ya sabes qué hacer.-Ella asintió-Agárrate fuerte-me dijo Peter, y salió corriendo conmigo.

-¡No!-oí gritar a Tom. Pero aunque me di la vuelta para mirarle, no alcancé a verle. Los árboles me lo impedían.

[POV Danny]

-¡No!-gritó Tom, e intentó correr tras ellos, mas nosotros le agarramos con fuerza.

-¡No, Tom, no puedes ir! ¡Si vas, la matará!-le grité.

-¡Pero tengo que ir! ¡No puedo dejar que se la lleve!

Rebe nos vigilaba. De pronto, se dio la vuelta y miró a sus compañeros.

-Iros.-les ordenó.

-¿Y tú?

-Yo voy a quedarme para asegurarme que ninguno de ellos os persigue. Órdenes directas de Peter.

-Está bien.

Y todos desaparecieron por entre los árboles. Cuando hubieron desaparecido, Rebe avanzó hacia nosotros y abrazó a Carol con fuerza.

-¡Carol! ¡Cuánto tiempo!-dijo.

Por un momento, todos nos quedamos paralizados.

-¿Rebe?-preguntó Carol, confundida.

Esta asintió, con una sonrisa.

-¡Sí, soy yo!

-Pero…pero…

-Tengo que explicaros muchas cosas.

-Pero…tú…Peter…

Ella negó con la cabeza.

-Déjame que me explique, pero antes… ¡Chicos!-y nos abrazó a todos. Pero nosotros todavía estábamos procesando todo esto. Cris se había ido con Peter por mí culpa, Rebe era amigable después de todo este tiempo…

-Explícate, entonces.-dijo Harry.

Ella tomó aire y comenzó su relato.

-Como bien sabéis, ellos me transformaron. Les odio por eso. Vale que sí, me entusiasmaba la idea de ser vampiro… pero no de esta manera, no de esta forma. Al beber de mí, Peter sabía que Cris y yo nos habíamos enfadado y decidió usarme como trampa. Peter se ha encaprichado de ella. Y…

-Para, para-la interrumpió Tom-¿Qué quieres decir con que se ha encaprichado de ella?

-Pues que la quiere a toda costa. ¿No lo acabas de ver? Déjame seguir explicando.

Tom asintió.

-Fue la noche que nos vimos por primera vez. Cuando ella se enfrentó a él, eso le provocó, ya que nadie lo había hecho anteriormente. Pero no pudo cogerla porque Danny se lo impidió. Por eso, cuando estábamos en Bristol, supe que tenía que hacer algo, ya que si la cogía… no sería para hacerle nada bueno, precisamente-hizo un gesto para que la dejáramos continuar y dando a entender que luego explicaría eso- Así que pensé que si hacía como que rompía con todo contacto con vosotros y la dejaba malherida, Peter se contentaría al ver que era débil. Pero como veis, no dio resultado. Ah, Tom, lo siento por esa estaca. Pero lo hice para que fuera más convincente y porque sabía que Cris te salvaría. ¿Cómo iba ella a dejar que te pasara nada? Como decía, me equivoqué. El ver a Cris en esa situación no hizo más que aumentar aún más las ganas de Peter por tenerla. Así que me he pasado todo este tiempo al lado de Peter, siendo su sombra, para poder conocer su plan. Sé dónde está Cris.

Tom la abrazó y, la verdad, a mí me dieron también ganas. Verdaderamente, Cris tenía unas amigas extraordinarias.

-No me lo puedo creer, es demasiado fuerte. Nosotros pensando lo peor de ti, cuando en realidad lo estabas haciendo por Cris…-dijo Tom.

Abracé a Tom, porque tenía pinta de querer echarse a llorar de un momento a otro.

-Siento verdaderamente no haber podido evitar esto, pero si hubiera hecho la menor cosa, Peter hubiera sospechado y yo sola no podía con él y los brutos de sus amigos.-dijo Rebe.

-Subamos arriba, aquí ya poco podemos hacer y tenemos mucho que hablar.-dijo Harry.

Asentimos y subimos todos.

Rebe miró el cuarto con interés.

Todos nos sentamos alrededor de la mesa y la miramos, expectantes.

-Después de lo de Bristol, solo estábamos él y yo. Creedme, no es agradable estar a solas con Peter. Me dijo que no le preocupaba haber perdido a sus compañeros, que tenía unos amigos que podrían servirle para la causa. Le pregunté por qué tantas molestias por una simple chica como ella y él me respondió “Porque es especial. Tiene algo que las demás no tienen”. Fuimos a buscar a sus amigos y, como habéis comprobado, se unieron a nosotros. Tenía que hacer como que verdaderamente pertenecía a la causa, así que le dije que hoy era su cumpleaños y sería un bonito día para ir por ella. Peter confiaba plenamente en mí.

-Dices que quería a Cris. Bien, ya la tiene. ¿Qué quiere hacer con ella?-pregunté.

Rebe se encogió de hombros.

-Eso no lo sé, nunca lo mencionó. Recuerdo que decía que olía muy bien y eso podría significar varias cosas. Una, que quiere transformarla, dos, que quiere matarla o tres, que la puede tener como tentempié, cuando tenga hambre la muerdo y cuando no también. Como una reserva, vamos.

Todos asentimos.

-Y tú, que has convivido con él…¿qué crees que puede hacer?-preguntó Dougie.

-Es difícil saberlo. Peter puede parecer impulsivo, pero no lo es. Sea lo que sea lo que quiere hacer con ella, lo tiene ya premeditado. Lo que es seguro es que querrá divertirse con ella, luego ya… no lo sé.

Tom se llevó las manos a la cabeza. Le di unos golpecitos en el hombro, intentando animarle, pero cómo iba a hacerlo si ni siquiera yo lo estaba. Cris se había ido con Peter por mi culpa. No quería que me pasara nada. Había decidido lanzarse de cabeza a lo desconocido, que podía significar dolor o incluso la muerte para ella, y todo para que no me ocurriese nada. La recordé gritándome sandeces, diciendo que me metiera la palabra “Pitufa” por donde pudiera, sacándome la lengua, riéndose de mí, perdiendo a las cartas, arrugando el entrecejo, besándome… y no quería hacerme a la idea de que quizá esa fuera la última vez.

-¿Y dónde está?-pregunté.

-El plan de Peter era cogerla e irnos todo lo lejos que pudiéramos de vosotros, pero ni él puede andar bajo el sol. Cerca de aquí hay un parque muy grande y tiene una casa para el jardinero que… bueno, ya no está.-todos entendimos lo que quería decir.- Ahora irán hacia allá y estarán todo el día ahí y por la noche se irán. No nos queda otra que esperar hasta mañana por la noche.

-¡No puedo esperar tanto!-dijo Tom.-¿Qué la harán mientras en esa casa mientras ella sea la única diversión cercana?

-Imagina-le dijo.-Cualquier cosa. Estando con ellos he visto todo tipo de barbaridades. Solo rezo para que no le toque a ella.

Tom se levantó y comenzó a andar por la habitación, nervioso.

-Todo esto es por mi culpa-dije.

-No, no lo es-dijo Tom.

-Dime una cosa…-dije, mirando a Rebe.-Lo de cogerme a mí…estaba programado, ¿verdad?

Rebe asintió.

-Sí. Peter sabía que entre tú y Cris había algo y que, a la mínima amenaza contra ti, ella se tiraría a sus brazos para salvarte.

-Eso es porque no sabía que estaba conmigo.-dijo Tom.

Rebe pasó la vista de Tom a mí, de Tom a mí.

-Espera…¿qué?

-Ella está conmigo.-dijo Tom.

-¡Ah! ¿Pero no era con Danny con quien estaba?-preguntó, confusa.

-No, nunca ha estado conmigo.-dije.

-Pues yo creía que quien le gustabas eras tú.-dijo.

-Y yo.-dije.-Supongo que ver para creer.

Carol bostezó.

-Tienes que dormir-le dijo Dougie, preocupado.

-No voy a poder.

-Todos, a la cama.-nos ordenó Harry.

-Sin Cris, la mía está vacía-dijo Tom.

-Si quieres, puedo dormir yo contigo.-dije.

Todos hicimos un esfuerzo por reír.

-Así Rebe puede dormir en la mía.-expliqué.

Tom accedió.

-Bueno…por una vez…vale.

Harry apagó las luces.

Era raro dormir con Tom, pero más raro era saber que estaba ocupando el lugar de una persona que podía no volver a ocuparlo nunca jamás…por mi culpa.

1 comentario:

  1. No te puedo decir todas estas cosas en un comnetario, así que te lo diré a la cara...otro día xD

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