viernes, 14 de octubre de 2011

~Capítulo 22~

-No puedo creerte, no quiero hacerlo.

-Yo tampoco quiero creerme, pero parece ser que es la verdad.-dije.

-Volvamos y preguntémosles a ellos. Es la única manera de saber si todo esto es cierto.

-Sí, haber cómo le explico yo a Tom que me he cargado a la chica esta…

-Di que fue en defensa propia.

-Hum.

Volvimos a la carrera al hotel. Cuando llegamos, todos estaban en la habitación, sentados alrededor de una mesa, hablando.

Se nos quedaron mirando con cara rara. No me extraña. Veníamos rojas de tanto correr. ¿Y por qué habíamos venido corriendo?

-¿Habéis venido corriendo?-preguntó Dougie.

-¿Estáis bien?-dijo Tom.

Tragué saliva.

-¿Es cierto que quisisteis matar a Harry?

Se nos quedaron mirando como si les hubiera dicho que acababa de ir desnuda por la calle cantando “It´s raining men”.

-¿Cómo sabes tú eso?-preguntó Harry.

Le señalé con el dedo.

-¡Ahá, osea, que es verdad!

Silencio.

-Sentaos, vamos, que podemos contároslo.

-No sé qué más hay que saber, creo que me han dicho bastante.

-Pero…¿cómo lo sabes?

-Alguien ha venido a hacerme una visita. Era una chica. Trabajaba en la casa en la que fuisteis a grabar el disco. Ella fue quien transformó a Tom.

Tom se levantó y se acercó.

-¿Y dónde está ahora?

Ups.

-N-no está ya…

-¿Qué? ¿Adónde se ha ido?

-Pues verás…haber…

-No existe. Cris y ella tuvieron más que palabras y ella acabó desintegrada bajo el sol.-dijo Carol, aclarándolo todo.

Todos se me quedaron mirando.

-Em… venía a por Tom. Nos vio ayer juntos y quiso quitarme de en medio. Y…bueno…

-¿La mataste?-preguntó.

-¡No fue queriendo!-dije, molesta.

Tom no dijo nada. Se limitó a bordearnos y salir por la puerta. No le seguí.

-Continúa-me pidió Harry.

Yo les conté todo lo que me había pasado con ella.

-Y encima Tom se ha enfadado.-dije.

-No está enfadado, solo necesita pensar un poco. Esto ha sido un poco complicado para él.-dijo Harry.

-Sí, él no te echa la culpa.-me dijo Danny.-¿La empujaste y salió al sol? Wow, debo de tener cuidado, no me vayas a hacer a mí lo mismo…

-Anda.-dije, empujándole de la cama donde estaba sentando.

-¡No, al sol no!-dijo.

-Pero mira que eres pedorro.-le dije, riéndome.

-Mira quién fue a hablar-respondió, sacándome la lengua. Danny me tenía un poco desconcertada. Hacía como si lo de ayer no hubiera ocurrido y no sabía si eso me importaba o no. Volvíamos a estar en el punto de partida.

-Me siento terriblemente mal por haberle hecho a esa chica…-suspiré.-Me siento tan…despreciable.

-No te tortures más, Cris. Era o ella o tú… y elegiste a tu favor. Nosotros estamos contentos de tenerte.

-Gracias, Dougie.

Entonces, me sonó el teléfono. “If U C Kate, tell her that I´m looking for her, she´s so fine…"

-Nunca daré con ella-dijo Danny, resignado, mientras yo sacaba el móvil del bolsillo y miraba la pantalla.

-De eso que se libra la pobre…-dije-¡Oh, no, es mi madre!

Se me había olvidado que tenía familia.

-¡Pero cógelo, chica!-me avisó Carol.

Lo cogí antes de que me colgaran, mientras salía por la puerta para hablar sin ser interrumpida.

Le conté la verdad a mi madre. Que mis queridos ídolos me habían dado cobijo y eso, pero me guardé lo de Rebe, claro.

Después de la conversación, en la que habló más ella que yo, volví al cuarto.

-¿Qué, qué te ha dicho?-me preguntó el curioso de Harry.

-¿Sabe que te hemos secuestrado?- añadió Danny.

-Sí, y dice que os podéis quedar conmigo porque no piensa pagar ningún rescate.

Todos rieron.

-Que maja tu madre-comentó Dougie.

-Sí, bueno, o al menos lo intenta… Me ha dicho que le parece bien que esté con vosotros, pero que me porte bien.

-Uy, ¿pero cómo ha podido decirte eso? ¡Con lo buena que tú eres!-dijo sarcásticamente Danny.

-Sí, te cargas gente bajo el sol y nos enemistas con gente como Peter.-dijo Harry.

-Y lo más importante…-añadió Dougie con aire de misterio.-¡Nos perviertes a Tom!

Reímos.

-Pero es divertido.-observó Harry.

-Sí.

-Antes no nos lo pasábamos tan bien.-dijo Dougie.

-Me alegra haberos dado divertimento.-dije, con una media sonrisa. Me asombraba como se tomaban los chicos los problemas. Se reían de ellos. Era algo estúpido…pero a la vez soberbiamente inteligente.

Escuché pacientemente lo sucedido verdaderamente en aquella casa, aunque era prácticamente igual.

Pasado un tiempo, bajamos a comer.

Tenía la esperanza de que Tom estuviera allí, esperándonos, pero no fue así.

Comí sin ganas mientras Harry me contaba el porqué de su cicatriz en la cabeza.

Después de comer, subimos de nuevo a la habitación.

Un sol abrasador se cernía en el cielo y no podíamos salir. Hacía unas horas que Tom se había ido… ¿dónde estaría?

Los chicos estaban sentados en la cama de Harry, jugando a las cartas. Danny y Harry estaban obviamente compinchados contra Dougie y, cuando este no miraba, se intercambiaban las cartas entre ellos para ganarle.

Carol estaba apoyada en la espalda de Dougie, que de vez en cuando se daba la vuelta para poner caras raras a fin de que ella le hiciera fotos y las twitteara. En esos momentos era cuando Danny y Harry aprovechaban para cambiarse corriendo las cartas.

Yo estaba sentada en el alfeizar de la ventana, la cual se hallaba cerrada, absorbiendo todo el sol que podía y pensando en Tom.

Harry tiró sus cartas a la cara de Dougie.

-Me voy al gimnasio-anunció.-¿Alguien quiere venirse?

Nadie le respondió.

-Cris.-me llamó, pero no le escuché. Estaba totalmente perdida en mis pensamientos sobre Tom.-Cris… ¡Cris!-me giré, sobresaltada.-¿Te vienes al gimnasio?

-Lo siento, Harry, pero el ejercicio y yo no somos amigos.

-Nadie ha dicho que tengas que hacerlo. Puedes venir a verme.

Ver a Harry haciendo ejercicio. Eso prometía.

-Seguro que solo de verte se cansa.-dijo Danny.- Quédate y juega a las cartas conmigo.-me pidió.

-No, no. Vale, Harry-dije levantándome- Voy contigo. Tú puedes jugar a un solitario.

Danny me miró como si le hubiera traicionado.

Bajamos los dos juntos. Era curioso. Nunca había estado a solas con Harry.

En el gimnasio no había demasiada gente, así que Harry tenía diversidad de estaciones donde elegir.

Quiso empezar corriendo un poco en la cinta, por lo tanto yo me senté a un lado en el suelo mientras él corría. Charlamos animadamente, sin sacar a colación el tema Tom-Danny. Después, se tumbó en la camilla esa para hacer pesas. Yo me senté en la de al lado, que nadie ocupaba.

Reí tontamente cuando me contó lo guay que se había sentido en la película “Devuélveme mi suerte” cuando se había quedado atrapado en el sótano ese bajo el escenario.

-¿Puedo hacerte una pregunta personal?-preguntó entre pesa y pesa.

Yo observaba con atención como sus potentes brazos subían y bajaban.

-Claro. Dispara.

-¿Quieres a Danny?

Me había estado balanceando todo el rato adelante y atrás y, al oír semejante pregunta, estuve a punto de caerme de espaldas. Me había pillado completamente desprevenida.

-Quiero a Tom-dije, recuperándome.

Harry dejó la pesa y fijó su vista en mí.

-Me afirmas que quieres a Tom pero no me niegas que quieres a Danny.

-No sé que responderte.

-Yo solo sé que mantengo lo que dije hace tiempo, solo que con una pequeña variación. Esto es “Tensión sexual no resuelta”.

-No…no comprendo.

Harry sonrió, negó con la cabeza y volvió a coger la pesa.

-Creo que lo entiendes, pero que haces como que no.

-Pues explícamelo tú.

-Tú le gustas.

-¿A quién?-pregunté con cautela.

-A Danny.

Era la respuesta que me temía.

Negué con la cabeza.

-Eso que dices no es cierto. Es totalmente impensable. Suponer que yo, ¡yo!-dije, señalándome y riendo histéricamente-pueda gustarle a alguien como él… es totalmente ilógico.

-Y, sin embargo, es cierto.

-No, no lo es. ¿Cómo puedes estar tan seguro?

-Porque él me lo dijo. Ayer, cuando os dejé solos a Tom y a ti en el jardín.

Me eché las manos a la cabeza.

-No, no puede ser cierto. No lo es.

Harry dejó definitivamente la pesa, se sentó y me puso una mano en el hombro.

-No es fácil, lo sé.-dijo.

-Tengo la impresión de que todo lo que hago está mal.

-No, no es verdad.

-Sí, sí es verdad. Si es como tú dices, entonces le estoy rompiendo el corazón a Danny estando con Tom, pero si me voy con Danny se lo rompo a Tom. ¿Qué debería hacer?-dije, con pena.

Harry sonrió, intentando animarme.

-Fugarte conmigo.

Reí y le di un golpe en el hombro.

-¡Otro pedorro!

Harry rió.

-Ven, vamos a seguir hablando.

Esta vez se sentó en una de las bicis esas de las que por mucho que pedalees no te mueves del sitio. Yo volví a sentarme en el suelo, a su lado. No hablé en un rato.

-¿En qué piensas?-me preguntó.

-En todo y en nada a la vez.

-Qué respuesta más enigmática… ¿estás pensando en lo que te he contando?

-Sí.

-¿Quieres hablar sobre ello?

-No veo porqué no.

-Bien. ¿Por qué estás con Tom?

-Pues… porque le quiero.

-Es lo crees.

-Es lo que siento.

-Yo creo que es lo que crees sentir, pero en realidad quieres a Danny y pretendes engañarte a ti misma.

-Todo el mundo cree saber cosas sobre mí que ni siquiera yo puedo creer.-dije, con un suspiro.- Es como si me conocierais mejor que yo misma…

-¿Entonces estoy en lo cierto?

-No.

Sonrió.

-Terca.

-¿Terca,yo? A lo mío se le llama realista.

-A lo tuyo se le llama ter-ca.

Me levanté del suelo.

-Eh, venga, no te enfades, Cris.

-No estoy enfadada.

-Solo quiero que no cometas errores.

-Tom no es un error.

-¿Estás segura? No quiero decir que él sea malo ni nada de eso, solo digo que, si a la larga, te arrepentirás de tu decisión.

-Más me arrepentiría si intentara algo con Danny, no funcionara y ya no pueda volver con Tom. ¿Qué haría entonces?

-Sabes que siempre puedes fugarte conmigo.

-Sí, en esa bici que no te lleva a ninguna parte.

-No te metas con la bici, a mí me gusta.

Sonreí.

-Eres demasiado Harry como para que me pueda enfadar contigo.

-Lo sé, me lo dicen a menudo. ¿Crees que podrías hacer algo por mí?

-Si es hacer ejercicio contigo, ya te puedes ir olvidando.

-No, haha, no es eso. Me gustaría que, si has decidido quedarte con Tom, hablarás al menos con Danny.-puse mala cara.-Por favor. Es justo para ambos.

-Oh, vale, está bien. ¿Dónde está?

-En la piscina.

Qué fácil era eso de poder oler a las personas y saber su ubicación.

-¿Pero ha salido fuera con el sol que…?

-Ayer descubrimos él y yo que esto tiene una piscina de interior. Según sales de aquí, a la derecha todo el pasillo recto y darás con ella.

-Vale, allá voy. Pero como me mate, mi muerte caerá sobre tu conciencia y volveré en calidad de fantasma a atormentarte el resto de tu inmortal vida.

-Correré el riesgo.

Reímos.

-Bueno, nos vemos luego. Deséame suerte, la necesitaré.

-Lo haré. Una última cosa… mira que lo intento…pero me es totalmente imposible entenderte… y mira que lo entiendo.

-Ché, bienvenido a mi mundo. Si mientras estamos juntos no vuelves a mencionar nada sobre errores, quizá me plantee fugarme contigo.-comencé a alejarme-Adiós, Harry.

-¡Suerte!

Salí de allí y me perdí buscando la piscina. Finalmente, una amable abuelita se ofreció a guiarme hasta allí después de haberme visto dando vueltas como una estúpida.

Me asomé a la piscina. Había muy poca gente, normal, casi todos estaban fuera, disfrutando del sol. Pero, sentando en el borde, de espaldas a mí, con las piernas dentro del agua, estaba Danny.

Me armé de un valor que no tenía y avancé hacia él.

-Eh-dije, dándole un golpecito en el hombro.-¿Cómo tú por aquí? ¿No estabas arriba haciendo solitarios?

-Me cansé de ellos. Eran demasiado solitarios. ¿Y tú? ¿Cómo tú por aquí? ¿No estabas haciendo ejercicio?

-Nah, somos totalmente incompatibles. ¿Puedo sentarme?

-No sé, la piscina no es mía. Pregúntale a aquel socorrista de allí.

-Tiene cara de querer arrojarme al agua como se me ocurra preguntarle semejante cosa.

-Que se atreva. Va él detrás.

-Claro, si quiere salvarme tiene que ir detrás, porque si no no podría salvarme…¿no?

-Sí.

-¿Entonces quieres que vaya a preguntarle?

-No, mejor siéntate y no le decimos nada. Alomejor no nos descubre.

Me senté a su lado.

Yo iba vestida, pero él solo estaba en bañador. Me resultaba imposible no mirarle.

Los dos nos quedamos sentados, mirando a través del gran ventanal que había en la piscina y comunicaba con el exterior.

-Qué bonito es el sol, ¿verdad?

Reí para mis adentros. Danny me hablaba del tiempo.

-Más bonita es tu canción “Walk in the sun”. Me encanta. Es una de mis favoritas.

-Vaya, gracias.

-Pero me gusta porque Tom no canta ni un poquito, solo tú.-bromée.

-Hahaha, que mala eres.

-Y lo triste es que te des cuenta ahora.

-Sí, un poco tarde para darme cuenta, sí.

Silencio.

-Me da un poco de pena pensar que ya no voy a poder salir a la luz del sol. Antes, cuando…bueno, cuando vi en lo que me había convertido, pensé que todo serían ventajas, pero todo no han sido más que complicaciones…

- Cuando hablas así en plan filosófico, cosa que no es propia de ti, me recuerdas a Pedro, un profesor de filosofía que yo tenía. ¿Sabes? Es curioso. Un día en clase, me llamó vampiro. Aunque se estaba refiriendo a un ejemplo que estaba poniendo en el que yo era el banco y tenía esclavizados a mis compañeros por el poder del dinero… debo de ser imbécil.

-¿Por qué?

-Estoy con mi ídolo en una piscina y no se me ocurre otra cosa que hablarle de Pedro de filosofía.

-Puede que a tu ídolo no le importe de qué hables con tal de que lo hagas.

-¿De veras? Que majo que es el socorrista…

-¡Ah! ¿Qué no hablabas de mí?

Ambos reímos.

-Sí, sí hablaba de ti, sí.

Era extraño. Danny había cambiado de un día para otro de una manera extraordinaria. ¿Sería este el verdadero Danny Jones que escondía? Me sentía completamente agusto con este nuevo Danny.

-Que honor, ser el ídolo de alguien que me odia.

Arrugué el entrecejo.

-No te odio.

-¿No? Pues lo parece. Me marginas.

-Yo no hago eso. Te automarginas tú solo.

-No, no tengo el síndrome de Harry.

-¿Sabes? Me ha pedido que me fugue con él.-dije, para desviar el tema de conversación.

-¡Ja! ¿Y qué le has dicho?

-Obviamente, sí.

La cara que puso fue mortal.

-¡Claro que no me fugo con Harry, Danny!-dije, riéndome.

-¡Qué susto! Ya pensé que tenía que quedarme a solas con Dougie, Carol y Tom.

Tom.

Acababa de acordarme que hacía mucho que no lo veía.

-Hablando de esos dos… ¿dónde están? ¿Están solos en la habitación?-pregunté.

-¿Qué? ¡Ah, no! Cuando me fui, dijeron que se iban a la bolera… o al menos eso me dijeron.

-Mucho tiempo pasan juntos…¿no crees?-le di un codazo.-Ahí hay tomate y del bueno, ¿eh,eh?

-Sí-rió.-Lo más seguro es que sí.

-Pues me alegro por ellos.

-Sí.

Y volvimos a quedarnos en silencio un rato que se me hizo eterno, aunque no desagradable. Por primera vez, estar a solas con Danny y sin decir nada no era motivo de molestia.

-Y, entonces, ¿lo tuyo con Tom ya es oficial?-preguntó.

Yo tenía la mano metida en el agua y trazaba círculos con ella.

-Supongo que podría decirse así, aunque aún no nos hemos dicho nada.

-¿Nada, de qué tipo?

- De que nos queremos, o algo así.

-¿Y tú le quieres?

Saqué la mano del agua y le miré a los ojos. Ojos azules que me miraban buscando una respuesta.

-Es la tercera vez que me hacen esa pregunta hoy.

-¿Y?

-La respuesta es siempre la misma.

-¿Cuál?

-Sí.

-No te creo.-dijo, apartando la mirada y fijando la vista hacia el infinito.

-¿No te crees que alguien pueda querer a Tom?

-No, no me creo que tú le quieras.

-Pues ya puedes empezar a creértelo porque es la verdad.-dije, mientras me levantaba.

-¿Y si no quiero creérmelo?

-Pues entonces peor para ti.

Fui a darme la vuelta para irme, pero me escurrí y caí hacia atrás, hacia el agua. Rápido como era, Danny se levantó y me agarró de un brazo, impidiendo que cayera.

-¿Por qué no has dejado que cayera?-pregunté.

-No quería darle al socorrista el gusto de salvarte.

Me soltó el brazo y por un momento quedé suspendida en el aire, hasta que me agarró por la cintura y me atrajo hacia él, apartándome del agua.

No era capaz de decirle que me soltara, tampoco quería que lo hiciera.

Inclinó la cabeza para mirarme.

Comenzó a bajar la cabeza y, aunque supe lo que iba a hacer, no me aparté.

Cuando sus labios rozaron los míos, me empujó al agua. Caí con un grito que provocó la risa de los allí presentes.

Salí del agua, completamente empapada.

-Con que quieres a Tom, ya… y por eso te dejas besar.-dijo, sonriente.

-¡Danny Jones, te voy a matar!-le amenacé, mientras me estrujaba el agua del pelo.

-Anda…-estaba sentada en el borde, intentando secarme, cuando me cogió en brazos.-Vamos arriba, Bella Empapada.

-Ja, qué gracioso eres.

-Me lo dicen todos los días.

-¿Y tú camiseta?

-¿Qué camiseta? Yo bajé sin ella.

-Pero, ¿no está prohibido ir por los hoteles semidesnudo?

-Para los demás supongo que sí, para mí, no.

Tenía frío y Danny estaba más caliente que yo, así que me agarré a él como si no hubiera mañana. Danny solo sonreía.

Entramos en la habitación.

No había nadie.

-Ya hemos llegado.-dijo, y me dejó en el suelo.

-No hay nadie.-objeté.

-Entonces sí debe de ser cierto que esos dos se fueron a jugar a los bolos.

-Sí…bolos…-fui a mis cosas, las revolví y saqué algo de ropa.-Yo me voy a duchar, tú haz lo que quieras.

-Yo te espero y luego cenamos juntos.

-Querrás decir “cenas sola pero yo te acompaño”.

-Más bien, sí, haha.

-Está bien, haz lo que quieras.

-Siempre lo hago.

-Pero como me hagas alguna de las tuyas…

-Seré un niño bueno, lo prometo-dijo poniendo voz de niño pequeño.

Le sonreí y me metí al baño.

Me duché y me sequé el pelo con el secador. Abrí un poco la puerta, ya que tenía calor.

-¡Tardas mucho!-oí gritar a Danny.

-¡Oh, calla!

En realidad, estaba tardando más tiempo aposta.

Salí, completamente vestida y arreglada. Danny estaba tumbado en la cama, viendo la tele.

-Aún falta un poco para la cena-me dijo-¿Quieres que echemos una partida a las cartas?

-¿Y no me harás trampas?

-No, solo se las hacemos a Dougie porque es demasiado inocente para darse cuenta.

-Entonces vale, pero te advierto. No tengo ni idea de cómo se juega.

-No hay problema, yo te enseñaré.

Al final, acabé enseñándole yo a él y jugamos al burro y a la mona. Perdimos ambos al menos tres veces hasta que decidió que ya era hora de cenar.

Estaba andando cuando me pisé un pie y tropecé. Danny me agarró para evitar que me pegara un piñazo.

-Atención señores, señores-dijo a la gente que se encontraba allí en ese momento- Miren a esta chica de aquí-me señaló-porque no verán cosa más patosa en su vida.

-Me vengaré de ti.-le dije.

Se encogió de hombros.

-Puede.

Fuimos al comedor.

-¿Crees que puedo sentarme en una mesa tranquilo, sin temor a que te caigas?

-Me he apañado bien todos estos años sin ti, podré aguantar un poco más.-le dije.

Se fue a sentar, riendo y negando con la cabeza.

Volví al rato con un mísero plato con un poco de pan y pasta.

-Siempre que estás conmigo comes poco-observó.

-Porque tú me quitas las ganas de comer.

Sonrió.

-¿Quieres comerme, eh,eh?

-Creí que era al revés.

-También.

-Esto es “Tensión alimenticia no resuelta”, como diría Harry.

Danny asintió.

-Empiezas a pensar como él.

-Oh, Dios, no.

Y reímos.

Terminé de cenar. Justamente cuando salíamos del comedor, se acercaban Harry, Carol y Dougie.

La cara de Harry se iluminó al ver quién me acompañaba.

-Nosotros ya hemos cenado.-dijo Danny.

-Pues nosotros vamos ahora. Nos vemos luego.

-Adiós.

Estábamos en el pasillo de nuestro cuarto cuando Danny se paró de pronto.

-¿Qué te pasa?-pregunté.

-Tom está dentro.

Sonreí.

-¿Si? ¿De verdad? ¡Voy corriendo!

Iba a ir, pero Danny me agarró del brazo.

-No, por favor. No vayas.

-¿Qué? ¿Por qué? Me necesita.

-Si te necesita, ¿no crees que te hubiera buscado?

No tuve respuesta para eso.

-Quédate conmigo, vamos, iremos a…

-No, Danny, quiero ir con Tom. Suéltame.

No lo hizo, así que me liberé tirando.

-¡Pues vete, vamos!-me dijo, se dio la vuelta y se fue.

Oh, mierda. ¿Se me había vuelto a enfadar, después de lo que bien que me lo había pasado ese día? Recordé que Tom estaba en la habitación.

Corrí a dentro. Danny estaba en lo correcto. Tom estaba sentando en la cama, mirando el suelo.

-¡Tom!-dije al verlo.-¡Tom, estás aquí!-me arrojé sobre él.-¡Me tenías tan preocupada! ¿Dónde estabas? ¡Desapareciste!

-Necesitaba pensar.-dijo.

Yo me senté a su lado, en la cama.

-Lo comprendo. Y mira, si a partir de ahora decides no hablarme y pasar de mí, vale, lo entenderé, pero…

-¿Por qué iba yo a hacer eso?-me preguntó, inocentemente.

-Porque…porque…yo maté a esa chica… y tú la querías y claro… te fuiste porque estabas enfadado conmigo y necesitabas pensar si podías perdonarme y…

-Te he dicho que me ido a pensar, pero no te he dicho sobre lo que he pensando.

-Bueno… ¿y puedes decírmelo? Si no quieres, vale, está bien, es tuyo. No quiero meterme en asuntos que no son de mi incumbencia.

Tom me miró.

-Me fui a pensar porque…porque la que podía haber acabado muerta eras tú. No me fui por ella, ella no significaba ya nada para mí… Me fui…porque me horrorizó esa idea, de que podía haberte perdido hoy sin ni siquiera haberte tenido.

Le miraba lo más intensamente que podía. Jamás hubiera pensando que nadie me diría eso tipo de cosas y muchísimo menos que ese alguien fuera Tom Fletcher.

-Me he enamorado de ti-dijo, mirándome a los ojos.-¿Tú me amas?

-Más que a nada en este mundo.-le respondí.

Entonces, el aire de la habitación se volvió distinto.

Estábamos solos, completamente solos, el uno cerca del otro. Miré nuestros brazos, que se tocaban casi imperceptiblemente. Y cometí el error de mirar sus ojos. Aquellos ojos color caramelo que brillaban con intensidad mientras me miraban.

Se inclinó hacia mí tanto que me eché hacia atrás apoyando los brazos en la cama. Me agarró de la cintura, acercándome completamente hacia él. Sentía su fuerte cuerpo bajo su camiseta mientras estaba así y estaba segura de que él también podía percibir el mío, aparte del rápido martilleo de mi corazón.

Estaba bastante desconcertada, a la vez que acalorada y fijé la vista en sus labios. Él lo notó e, inclinándose más sobre mí, me besó. No fue como el beso del otro día y yo sabía por qué. Él estaba hambriento, podía sentirlo, por lo que mientras le besaba no pude evitar el sentirme inquieta, pero por toda respuesta dejó de besarme para susurrarme:

-Jamás te haría daño.

Y, al parecer, eso era lo que quería oír, solo necesitaba oírlo de sus labios. Por lo que, con la voz más seductora que pude, le dije:

-Lo sé.

Como respuesta, él me empujó con suavidad a la cama, para después quitarse la camiseta y tirarla lejos de allí. Volvió a besarme con fuerza, apretando sus labios con los míos casi con desesperación.

Yo le pasé los brazos por el cuello y lo acerqué más a mí, mientras que con las piernas le agarraba como si fuera a escaparse. Rodé sobre mí misma y pude ponerme sobre él. Le besé por la barbilla, por el cuello y fui bajando hasta llegar a la estrella de pecho. Le besé justamente en el centro de la misma y después hice el contorno, como había hecho la noche anterior, solo que esta vez con la lengua.

Después de eso, Tom rodó y volví a quedar debajo de él. Él continuaba besándome. Yo, por mi parte, le agarré del pelo y deslicé mis dedos entre sus mechones, revolviéndolos, mientras él intentaba tres cosas a la vez:

1. Quitarme la ropa.

2. Dejar que yo le quitara la suya.

3. Intentar no dejar de besarme.

Cuando ambos nos desnudamos sentí el calor de su piel desnuda entre las sábanas que estaban esparcidas a nuestro alrededor. Él hundió las manos en mi pelo. Sentí cómo aumentaba mi propio calor y me fundía con él. Éramos uno, nuestros cuerpos encajaban como los engranajes de un reloj. Aferré sus hombros con fuerza y enterré la cara en su pecho desnudo. Sus manos me cogieron hábilmente por la cintura, levantándome con rapidez, para sentarme sobre sus piernas. Yo entrelacé las mías tras su espalda aplastándole aún más contra mí.

Gemí, el placer y el deseo me recorrieron la espalda como una oleada de calor, fuego que se extendía allí donde tocaban nuestros cuerpos. Él también gimió y me agarró con más fuerza que antes, pero sin llegar a hacerme daño. Sus labios y sus manos se deslizaban por encima de mi piel con destreza y suma delicadeza.

Su cuerpo volvió a fundirse con el mío con el calor y la violencia de una explosión. Agarré de nuevo sus hombros y sentí que su pasión me recorría entera. Nuestros cuerpos se movían con una fuerza tan increíble que ambos empezamos a hiperventilar. Llevada por la pasión, le abracé para acercar su cabeza a mi pecho y le mordí le oreja. Después, le susurré:

-Eres mío y no estoy dispuesta a compartirte.

1 comentario:

  1. O________________________________O Voy soñar con esto durante años...

    ResponderEliminar