sábado, 29 de octubre de 2011

~Capítulo 25~

Alguien se tiró contra Peter y me lo quitó de encima, pero era demasiado tarde.

Mi cuerpo se convulsionaba de una manera extraña, mientras que sentía que ardía, como si se me derritieran las venas… para después sentir un frío muy intenso y comenzar a tiritar.

Distinguí a Tom, que intentaba avanzar hacia mí, pero James se le tiró encima. Quise levantarme para ir a ayudarle, pero el calor volvió y no pude moverme.

[POV Danny]

Corrí hacia Peter y Cris, pero este la mordió antes de que pudiera llegar. Me tiré sobre Peter y le aparté todo lo que pude de ella. La oí gritar a mí espalda.

Peter se puso en pie y rió.

-Sabía que vendríais por ella.

-Vaya, eres muy listo, ¿eh?-dije, sarcásticamente.

-Vas a morir esta noche. Ayer te libraste, pero hoy no tendrás esa suerte. Tú y tus amigos moriréis.

Cris gritó de nuevo.

-Ya veremos.

Y me lancé contra él.

[POV Dougie]

En el momento que Danny se tiró contra Peter, todo fue un caos.

Tom corrió tras él e intento acercarse a Cris, pero el cara rata se lanzó contra él.

Rebe y Harry corrieron ambos hacia la pelea. Habían hecho una apuesta sobre quién mataba más.

Yo le había dicho a Carol que esperara tras los árboles.

Danny se linchaba con Peter, Rebe con uno moreno, Harry con la montaña y Tom con el cara rata.

Cris gritó. Estaba tirada en el suelo, moviéndose extrañamente. Vi que Carol hizo ademán de andar hacia ella, pero con un gesto fui capaz de detenerla. La estaba mirando cuando vi que detrás de ella había alguien.

-¡Al suelo!-la grité.

Ella me entendió y se tiró al suelo.

Cogí al tío y le decapité con un rápido movimiento de brazos.

-¿Estás bien?-la pregunté mientras la agarraba por los hombros.

-Ahora que estás conmigo, sí.

Me fue inevitable sonreír. Ella me sonrió a su vez.

Otro grito de Cris nos devolvió a la realidad y nos giramos para mirarla. Seguía tirada en el suelo, convulsionándose. Miré a mis amigos. Ninguno podía atenderla, todos estaban luchando.

Me giré hacia Carol.

-Tengo que ir.-la dije.

-Lo sé.

La di un beso en los labios, le guiñé un ojo y fui hacia allí. Me dejé caer al lado de Cris.

-Dou…gie.-dijo ella.

-Sí, estoy aquí. Tranquila, tranquila.-dije, intentando calmarla. La agarré de los brazos para intentar que dejara de moverse.-¡Ah, estás ardiendo!

Aunque la sujetaba con fuerza, ella seguía moviéndose. No sabía qué hacer. Nunca me había visto en una situación similar y no podía contar con la ayuda de nadie.

-¡Por fin os encuentro!-dijo una voz que desconocía.

Por un momento, todo se detuvo y nos fijamos en la chica que estaba delante de nosotros. Era una chica normal, esbelta, con un largo pelo rubio liso y ojos azules que nos miraban, estudiándonos a cada uno. ¿Pero quién era ella?

-Os llevo mucho tiempo buscando, chicos.

-Tú.-dijo Peter, con rabia.

-Sí, Peter, yo. ¿Acaso no te alegras de verme?-dijo ella, sonriéndole.

Ninguno entendíamos nada. ¿Cómo había llegado esa chica hasta aquí? ¿De qué conocía a Peter?

Cris emitió otro grito.

-Calma, calma Cris.-dije, mientras le apartaba el pelo de la cara.

-¿Qué haces aquí?-la preguntó Peter- ¿No tuviste suficiente con matar a Alice?

-Tú hermana había sido una niña muy mala, y lo sabes.-dijo ella con voz juguetona.

-¡Era mi hermana!

-Solamente era otra chupasangres de tantos que he matado ya.

-¿Así que a eso has venido, eh? A matarme.

-Sí y no, Peter. En realidad, estaba siguiendo a estos chicos-nos señaló a nosotros- y, que sorpresa, resulta que tú también estás aquí.

Harry y yo nos miramos y él asintió. Esa chica era una caza vampiros.

Cris volvió a gritar y se fijó en ella.

-Oh, ¿pero qué tenemos ahí?-sonrió-¿Ya has vuelto a ser un niño malo, Peter? Solo me das trabajo… pero me ocuparé después.

Peter se apartó de Danny y se encaró a la chica. Saltó sobre ella, pero lo esquivó. Los demás volvieron a luchar.

Danny corrió hacia nosotros, pero el moreno que había estado luchando con Rebe le cerró el paso. Un segundo después, caía atravesado por una rama. Lo había hecho el rubio de la banda de Peter.

Danny se lo quedó mirando, incrédulo.

-Danny, ¿verdad?-le preguntó el rubio.

-Sí, soy yo.

Este sonrió.

-Siempre le había tenido manía a Sam.-dijo el rubio, explicándose.-Creo que Cris te necesita. Ve.

Danny asintió y se dejó caer a mi lado.

-¡¿Qué tal está? ¿Qué la pasa?!

-¡Y yo qué sé, tío!-le dije.

-Da…nny-dijo Cris, cuando le vio.

-Sí, Cris, estoy aquí.-le tocó la cara con la mano.-¡Pero si está ardiendo! ¡¿Qué le pasa?!

Rebe corrió a ayudar a Harry, ya que la montaña había pedido ayuda y le atacaban entre dos. Tom se debatía como podía contra el cara rata, que era muy rápido.

-Creo que deberías ir a ayudar a Tom.-le dije a Danny.

-¿Eh?-me dijo este, que miraba a Cris.

-¡Ayuda a Tom!-le dije.

Danny se levantó y corrió hacia Tom. Agarró al cara rata por detrás y Tom le separó la cabeza del cuerpo, que Danny dejó caer.

Harry había conseguido acabar con la montaña, mientras que Rebe, a su vez, acababa con el que una vez fue su compañero.

Solo quedaba el rubio que había ayudado a Danny… y Peter. Este seguía luchando con la chica. Debía ser que Peter sabía que iba perdiendo, pero, a la desesperada, se tiró sobre Cris. Antes de que lo hiciera, Danny lo cogió, lo tiró contra el suelo y le puso el pie en el cuello.

-¿Y ahora quién es el que va a morir, Peter?-le preguntó.

-Tú.

-¿Qué dices? No te oigo.

-¡Tú!

De un pisotón, Danny le separó la cabeza del tronco.

-Respuesta incorrecta.

Todos nos quedamos como… empanados. Peter había muerto.

Un grito de Cris nos sacó de nuestro ensimismamiento.

Tom corrió y se arrodilló al lado de Cris, enfrente mía.

Cris ya había dejado de convulsionarse, aunque todavía se movía. Giró la cabeza y le miró.

-Tom…-dijo, o al menos eso creemos que dijo, porque de su garganta no salió ningún sonido. Tom, que hasta ese momento había tenido las manos en la cabeza, agarró a Cris de los brazos.

-¡Está ardiendo!-dijo.

Yo me levanté y le dejé mi sitio a Danny, que se sentó frente a Tom, al lado de Cris. Me marginé para dejarles espacio. Vi a Carol cerca y le tendí la mano, que ella agarró.

Cris se incorporó y luego cayó hacia atrás con violencia.

-¡¿Pero qué la pasa?!-gritó Carol.

-Lo que le pasa es simple.-dijo la chica. Nos habíamos olvidado de ella. Dio unos pasos para acercarse y Tom la gruñó. Ella levantó las manos.-Eh, no voy a hacer nada. Déjame acercarme, entiendo de esto.

Se sentó al lado de Tom y observó a Cris un poco.

-Sí, lo que pensaba.

Y se quedó callada.

-¿Pero nos lo vas a decir?-la preguntó Danny.

-Yo también sé lo que le pasa.-dijo Rebe. Todos la miramos.

-Claro, a ti te hicieron lo mismo, ¿verdad?-le preguntó la chica.

-Sí, así es. Y…-apretó los ojos con fuerza.

-…No es agradable-completó la frase la chica.

-No, para nada.

Nos miramos entre nosotros, empezando a comprender pero sin querer hacerlo.

-Esta chica tiene una cantidad exorbitada de veneno de vampiro.

Nos la quedamos mirando como si hubiera hecho un chiste de Jaimito muy visto.

-¿Qué tiene qué?

-Pero eso no puedo ser-dijo Harry- los vampiros solo…

-El veneno comienza a aparecer al mes más o menos de la creación de dicho vampiro. Al principio, cuando se es un neófito, la única manera de convertir a la gente es dejándola sin sangre. Si cuando se es neófito se convirtiera a todo aquel que se mordiera, se acabaría la humanidad.

-Pero, entonces…-siguió Harry.

-Sí, ya me ocupé de ese que dejasteis en el cubo de basura, sí. Y de alguno más que habéis dejado suelto por ahí.

Harry ya llevaba más de un mes siendo vampiro, los demás todavía no.

Cris volvió a gritar, mientras Tom le acariciaba la cara.

-Todos los de la banda de Peter tienen veneno. Así fue como me convirtieron a mí. Me mordieron todos a la vez. Sentí calor, mucho calor, me abrasaba de dentro hacia fuera… y luego sentí muchísimo frío, muchísimo… y luego me desperté así.-dijo Rebe.

-Sí… pues mira los mordiscos. Tiene por todas partes. En el brazo, en la pierna…-según lo decía nos lo iba señalando.-Han debido de usarla como tentempié. Que listos. Cada uno de ellos iba dejando una pequeña parte de veneno… Dios, lo debe de estar pasando terriblemente mal.

Se llevó la mano al cinturón que llevaba y sacó de ella una estaca.

-¡Eh! ¿Qué vas a hacer?-la gritó Danny.

-Ahorrarle sufrimiento.

-¡No la vas a matar!-le gritamos todos a la vez.

Ella se guardó la estaca en el cinto.

-Vale, vale. Pero eso es egoísta.

[POV Cris]

Les oí hablar, aunque la voz me llegaba algo distorsionada.

-Esta chica solo tiene dos opciones-dijo la chica nueva a la que no conocía.- O transformarse o morir. Puede hacer cualquiera de las dos cosas, debido a la cantidad de veneno que tiene. Vosotros elegís. Podemos sentarnos y esperar a que se transforme, o que muera.

Todos se quedaron mirando a Tom.

-¿Tenías pensando transformarla?-preguntó Harry.

-Se lo iba a proponer.

-Pues entonces déjala que se transforme y…

-¡Pero así no, Harry! ¡No así!

-Veamos…-dijo la chica.-No quieres que se transforme ni quieres que muera…

-¡Tiene que haber algo que podamos hacer!-le dijo Danny.

Tom se puso las manos en la cabeza.

-¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo hacer?-repetía.

Quise hablar, decirle que se calmara, pero no pude.

Noté la mano de Danny en mi mejilla, luego en mi brazo.

-Se está quedando helada.-dijo.

Y era verdad. Sentía como me congelaba y me comenzaban a tiritar los dientes.

-Le queda poco tiempo-informó la chica.

-¡¿QUÉ PUEDO HACER?!-gritó Tom.

-Hay algo que puedes hacer. Pero es arriesgado.-le dijo la chica.

-¡¿Qué?! ¿Qué es? ¡Dímelo!

-Igual que el veneno de vampiro se puede introducir en un cuerpo, también puede ser extraído. Solo tienes que morderla y succionar, como cada vez que te alimentas. Notarás un sabor asqueroso al beber su sangre, pues está contaminada. Cuando su sangre sepa como siempre sabrás que ya está limpia.

-¡¿Y por qué no me lo dijiste antes?!-la gritó Tom.

-Porque esto encierra un peligro. El veneno de vampiro no es solo perjudicial para los humanos, sino también para los propios vampiros. No solo se usa para transformar a las personas, a veces lo usan como un mecanismo de defensa, como las serpientes. Si tomas veneno, puedes perder la visión, el oído o el olfato o incluso si tomas demasiado puedes llegar a morir tú.

-Me da igual. No viviré sin ella.-le dijo Tom con decisión.

-¡No!-conseguí gritar a duras penas. Quise seguir hablando, decirle que estaba bien, que no se le ocurriera hacer semejante tontería, que me dejara y que se salvara él, pero no podía articular palabra.

Estiré el brazo y le agarré el suyo, intentando hacerle entender, pero Tom se lo tomó como un gesto de dolor y me acarició la cara.

-Tranquila, Cris. En un rato todo habrá acabado y estarás bien.

¡Yo no quería caricias, yo quería que él estuviera bien!

Giré la cabeza hacia Danny y le agarré a él con el otro brazo. Quizá él entendiera lo que Tom no.

Danny me miraba, con ¿podía ser ternura?, con esos ojos azules suyos.

-¿Lo vas a hacer, Tom?-dijo Harry.

-Sí. –dijo, decidido.

-Yo también lo haré, Tom. Si bebo contigo, tomarás menos veneno.-dijo Danny.

-¡No!-volví a gritar, aunque fue como un susurro. Tiré con más violencia de los brazos de ambos.

-Creo que no quiere que lo hagáis.-comentó la chica.

Tom sonrió.

-Típico de ella.

-Sí-le secundó Danny- Prefiere dejarse morir antes que poner en peligro nuestra vida.

-Que noble.-comentó la chica.

-Si vosotros lo hacéis, yo también.-dijo Harry.

-Y yo.-dijo Dougie.

Yo negaba con la cabeza. No quería que ninguno de ellos arriesgara nada por mí.

-Si lo vais a hacer, tiene que ser ya. No le queda nada de tiempo-avisó la chica- Pero no lo hagáis los cuatro a la vez, ¡brutos!-dijo al ver que los cuatro se me acercaban.- Con la poca sangre que tiene sois capaces de matarla vosotros. Hacedlo de dos en dos.

Tom me agarró el brazo y se lo llevó a la boca, lo mismo que Danny.

Yo seguía negando con la cabeza y les miraba a ambos. No podía hablar, los dientes me castañeaban por el frío y notaba que iba a perder el conocimiento de un momento a otro.

-Te quiero-dijo Tom antes de morderme.

No pude responderle, porque me desmayé.

sábado, 22 de octubre de 2011

~Capítulo 24~

Adonde me llevaba Peter, era un misterio.

Solamente veía árboles, mirara por donde mirara y, la verdad, no es que pudiera ver mucho, dado que no me daba tiempo a enfocar porque Peter era muy rápido.

Intentó varias veces entablar conversación, pero yo no estaba por la labor.

No quería entramar amistad con mi verdugo.

Sentí que nos seguían y miré hacia atrás, con esperanza.

-No te hagas ilusiones, pequeña-me dijo Peter- No son tus amigos.

Ya me había dado cuenta.

-Puede que no tenga visión nocturna como la tuya, pero sé distinguir a tus gilipollas de amigos de los míos.

Rió.

-No estabas tan chulita antes cuando pude haber matado a tu amigo, ¿eh? Yo diría que estabas mortalmente asustada por él.

-Cállate-le espeté.

Volvió a reír y negó con la cabeza. Aquello le estaba divirtiendo.

De pronto, se paró. Me alegré dentro de lo que cabe, porque no soportaba que me tocara. Observé con atención dónde me hallaba.

Estábamos frente a una casita de madera, de la cuál salías y tenía unos árboles en hilera en la puerta. La luna se alzaba sobre ella y la iluminaba, haciendo que pareciera mágica.

-Baja.-me ordenó Peter.

-Con mucho gusto.-dije, mientras lo hacía.-Pero lo hago porque quiero, no porque tú me lo digas.

Uno de sus amigos abrió la puerta de la casa. Dentro estaba oscuro.

-Tú primero.-me volvió a ordenar.

Le desafié con la mirada y después volví a mirar a la oscuridad de aquella casa que me esperaba.

Por el rabillo del ojo, vi el bosque que se extendía tras de mí y consideré la opción de echar a correr.

-Ni lo pienses. Adentro.- y Peter me empujó.

Caí de bruces dentro de aquella oscuridad.

Oí sus risas detrás de mí.

-Oh, la pequeñita se ha caído…-dijo Peter burlonamente, cogiéndome por las axilas y poniéndome en pie.

Todos se reían de su chiste.

-No me he caído, me has empujado, estúpido.-le respondí.

El tal Spike hizo ademán de soltarme un bofetón por mi respuesta (quizá se pensase que allí el chulo solo podía hacérselo Peter) pero Peter le detuvo. Yo, de todas formas, no hice ademán de defenderme.

-No, está bien.-dijo, como si eso lo explicase todo.

-¿El qué está bien?-preguntó Spike-¿ Tú has visto los aires que se da? ¡No ha hecho más que retarte desde que la cogimos! ¡Tan sólo es una simple humana!

Peter sonrió.

-A mí me divierte.

Genial, así que yo era el bufón personal de Peter.

Spike resopló, pero no dijo nada.

Mis ojos se iban acostumbrando a la oscuridad y, ayudados por la luz de la luna que entraba por la puerta y una ventana, observé la estancia.

Era una de esas casas que tiene la cocina y el comedor juntos. Era pequeña, pero lo suficiente para ocho personas, siete de las cuales no dormían, no iban al baño y no cocinaban.

-Toma, Liam, átala.-dijo Peter pasándole algo que no alcancé a ver al Adam Lambert rubio que estaba mi lado.

-¿Dónde?-preguntó este.

-Pues… allí, en el palo ese.

Se refería a una columna de madera que sujetaba el igual techo de madera de la casita.

Liam asintió.

-Vamos-dijo, empujándome.

Me di la vuelta y me encaré a él.

-¡No me empujes!-le grité como la profe de lengua.

Liam sí que me dio un bofetón, que hizo que me diese con la pared en la cabeza. Me llevé la mano al punto dolorido, pero no me quejé. Miré a Peter.

-Esa sí que te la merecías.-dijo con indiferencia.

Liam me empujó de nuevo hasta que llegué a la susodicha columna.

-Siéntate-me ordenó.

Mientras que mi cuerpo me pedía que lo hiciera, mi mente me decía que me rebelara.

-No.

-¿Cómo dices?

-He dicho que no, sordo.

Me cayó entonces una patada en el estómago que hizo que me sentara en el suelo, resoplando.

Peter reía.

-No seas tan duro con ella, Liam. Es una rebelde, como nosotros.

-Yo…no soy…como vosotros.-dije.- Soy mejor.

Aquello enfadó a Liam.

-¿Tú? ¿Tú mejor que nosotros? ¿Una humana?- y me pegó una patada.

-Basta, Liam. Átala.-le ordenó Peter.

Me sentó con la espalda pegada a la columna y me ató las manos tras ella con una cuerda. Estaba tan en shock que recordé el momento ese de India Jones y la última cruzada de “¡Papá! ¡Junior! ¡Papá! ¡Junior!” y comencé a reírme.

Liam me puso la mano en el hombro.

-Disfruta de las vistas.-me dijo, mirando hacia el frente.

Le seguí la mirada y vi que estaba frente a la ventana y que desde ella se veía perfectamente la luna.

Después, me susurró al oído.

-Si vuelves a rebelarte contra mí, te arrancaré las piernas y disfrutaré viendo cómo te desangras.-me apretó el hombro con fuerza y se fue.

Y allí me quedé, atada al palo, bañada por la luz de la luna, mortalmente asustada.

Peter se sentó en un sillón y se puso a hablar con Liam y tres de ellos, Spike no sé dónde estaba y el cara rata me miraba fijamente desde una esquina.

Intenté escuchar lo que decían.

-¿Y ahora qué vas a hacer con ella, Peter?

-Desde luego, huele divinamente. No exagerabas, tío, cuando nos lo contaste.

-Supongo que tocamos todos a un poco, ¿no? Tú el primero, Peter, claro.

-Tengo que saber qué sangre tiene.-reconocí la voz del cara perro.-¿Qué sangre tienes, bonita?

Por mentirme con lo de bonita no quise responderle. Me repitió la pregunta en un tono más elevado y vi emerger la cara de Liam. Me acordé de su amenaza.

-A-A… A negativo.-respondí.

-¡A negativo! Claro que sí, ese olor es inconfundible.

Dejé de oír, porque ya no me interesaba.

Iban a matarme, estaba claro. Ya fuera porque me “rebelara” o porque todos quisieran un batido con mi sangre. Iba a morir.

Me acordé de mi alocada madre, que me había llamado para felicitarme un día que no era mío, de mi hermano, de toda mi familia.

Me acordé de Carol, de Rebe, de Silvia… de Dougie, de Harry, de Tom y de Danny. Tom y Danny.

Recordé la cara de Danny cuando me dijo que no me fuera, la cara de Tom al pedirme que me quedara.

Era curioso. La noche de antes había estado con Tom de Party Hard y ahora iba a morir.

De pronto, caí en la cuenta. No les iba a ver nunca más. A ninguno. No Carol, no Dougie, no Harry, no Tom, no Danny. Nunca más. Los ojos se me inundaron de lágrimas y todas las ganas de luchar se me disiparon.

Iba a morir. Tom no volvería a abrazarme. Danny no volvería a besarme. Todo habría acabado.

Era algo que había sabido en el mismo momento en el que le dije a Peter que me iba con él. Sabía que si me iba no volvería a verlos nunca y me hubiera gustado despedirme de ellos, decirles adiós, Peter me había quitado hasta eso.

Pero, aunque supiera que iba a morir y puede que de la peor y dolorosamente manera posible, sabía que había hecho lo correcto. Si Danny hubiera muerto poco hubiera tardado yo en morir también. ¿Qué más daba antes que después? Así, aunque yo muriera, él podría seguir viviendo y eso es lo que me importaba.

Negué con la cabeza. Iba a morir y estaba pensando más en Danny que en Tom. ¿Sería que de tanto estar con la banda de gilipollas de Peter me estaba volviendo gilipollas yo también?

Yo quería mucho a Tom, mucho. Pero, ya que yo no iba a estar, le deseaba lo mejor con quien fuera, porque lo acabaría superando. Tenía toda una vida inmortal para ello.

Y, a vista de que iba a fallecer en poco tiempo, creo que ya iba siendo hora de ser honesta conmigo misma. También quería a Danny, siempre lo había querido. Él no sabía cuándo y con cuánta intensidad. Recordé la primera vez que le vi en aquel parque, las fotos que nos hicimos, la púa que me dio, bailando en su camerino, gritándonos todo el día, riendo, dándome un beso… Ahora, cuando tenía las horas contadas, me arrepentía de no haber intentado nada con él. Harry tenía razón. Yo no podía engañar a nadie.

Iba a morir queriendo a Danny cuando antes me moría por quererle.

Verdaderamente, merecía ser la líder de la banda de Peter, porque era la mayor gilipollas de la historia.

-Bueno, podéis hacerle lo que queráis, pero nada que pueda matarla, ¿de acuerdo? De momento, la quiero viva.-dijo Peter.

Ni me molesté en lamentarme de mi suerte. Para qué…

Miré la luna y oí la voz de Tom en mi mente “Pide un deseo” y oí mi propia voz que decía “Estar todos juntos para siempre”.

Hace nada que había pedido ese deseo… ¿y yo ya iba a destrozarlo dejando que me mataran? No. Yo había pedido eso por él, por nosotros, por todos, y por ellos lo iba a cumplir. Por ellos iba a escapar. Por ellos iba a vivir.

El cara rata se me acercó mientras yo tramaba planes de huida.

Se puso en cunclillas a mi lado, sin dejar de mirarme.

-¿Qué quieres? Fuera.- dije, intentando darle una patada, pero él me cogió la pierna. Antes de que pudiera decirle que la soltara, ya me había clavado los dientes en ella y succionaba con fuerza.

Grité.

Eso puso sobre aviso a Peter y a los demás, que se acercaron para ver qué pasaba.

“Seguro que Peter da una orden y para”-pensé.-“No dejará que me hagan daño, que se propasen conmigo, me quiere viva”.

Peter sonrió.

-Procura dejar algo para los demás, ¿vale, James?

Y no dijo nada más.

Le maldecí para mis adentros mientras me retorcía e intentaba que James me soltara.

Lo hizo. Se levantó y, con la mano, se limpió la sangre, mi sangre, de la boca.

-Gracias por la comida.-dijo, y se fue.

-Malnacido.-le dije mientras apoyaba la cabeza en la columna, mareada.

Si Danny supiera que un desconocido había bebido de mí antes que él, nos mataba a ambos.

Cerré los ojos para tratar de relajarme. Cuando llevaba alrededor de una hora apareció el cara perro.

-Lamento despertare-su tono de voz indicaba que no le importaba en absoluto- Pero tengo que cenar y no me gusta comer solo.

Le iba a decir que qué me importaba a mí cómo le gustara comer a él cuando me clavó los dientes en el brazo.

Grité y pataleé, pero no conseguí nada.

Finalmente, cuando terminó, dijo:

-Gracias por hacerme compañía. Te veo en el desayuno. Por cierto, sabes realmente bien. Hablaré con Peter. Me gustaría comer más veces contigo.

Y se fue.

Pataleé de nuevo, mareada e indignada. ¿Para esto es para lo que había quedado? ¿Para ser la cena de unos vampiruchos?

Mi sangre no era para ellos. Para ellos, no.

Tan mareada como estaba, caí en un sueño muy turbio, interrumpido varias veces por sueños en los que veía a los vampiros que me habían mordido.

Casi al amanecer, alguien me tapó la boca con la mano y me desperté.

Por el rabillo del ojo vi a Liam.

-Veamos si sabes tan bien como dicen.

Y me mordió en el hombro.

Como no podía gritar, me revolví con fiereza, pero no me sirvió de nada. Solo para poner más frenético a Liam y que me mordiera con más fuerza.

Desee estar con Danny, donde sus brazos podrían protegerme de aquel dolor incandescente que sentía, o con Tom quien con sus palabras podría hacerme sentir segura. Deseé estar lejos de allí. Deseé estar muerta.

-Pues tenías razón. Eres la mejor que he probado. Haznos un favor a ambos-dijo, dándome unos golpecitos de la cabeza-Procura no darme razones para matarte y así no tendré que hacerlo. Y yo podré comer, ¿vale?

Y se fue.

-Cabrón.-le dije, antes de desmayarme.

Me despertaron entrada la mañana. Querían que comiera un donut y un café. (De donde lo habían sacado, no lo sé)

No quise probarlos.

-Has perdido mucha sangre-me dijo un tal Sammy- Tienes que comer.

Ja, ni que estuviera preocupado por mí. Lo único que le preocupaba era que yo tuviera sangre en mis venas que poder beber.

-No la he perdido, me la habéis quitado.-dije, en tono acusador.

Todos se rieron a mi costa.

-Dejadme solo con ella, ya me ocupo yo de que coma.-dijo Liam.

“No, por favor. No me dejéis sola con Liam, con él no, por favor”-pensé.

-Vale, lo dejamos en tus manos.

Y Peter y los demás se fueron al salón. Les oí poner la tele.

-Bueno, pues parece que estamos solos tú y yo.-dijo Liam.

Me tembló el labio. Aunque no quería, tenía miedo.

-Come.-me ordenó.

-No.

-¿Eh?

-No, no tengo hambre.

-No te he preguntado si tienes hambre o no, te he dicho que comas.

-Tú a mí no me mandas.

Liam echó la cabeza hacia atrás y soltó una sonora carcajada que me puso los pelos de punta.

Se agachó a mi lado, me cogió del pelo y tiró hacia atrás, dejando mi cuello al descubierto. Sentí sus dedos recorriendo mi cuello, la dirección de la vena principal, en el sentido que fluía mi sangre.

-Sabes que puedo hacerlo. Un solo mordisco… y se acabó.

-No, Peter me dijo que me quería viva. No puedes hacerlo. Él te mataría.

Liam rió.

-Chica lista.-me soltó el pelo.-Pero yo en tu lugar, pediría que me mataran.

-¿Por qué iba a hacer yo eso?

-¿Acaso sabes por qué Peter te quiere viva?

-¿Lo sabes tú?

Volvió a reír.

-Empiezas a caerme bien. Peter te quiera viva porque sabe que tus amigos vendrán a buscarte.

Aquello me dejó descolocada.

-No, no lo harán. Ayer fue el final.

-Sí, sí lo harán. Hasta yo, que no los conozco, estoy seguro de ello.

-Y, bueno, en el hipotético caso de que lo hicieran… ¿qué pasaría?

-Peter te haría ver cómo mueren. Eso le divierte. Quiere vengarse de ti, pero no quiere librarse de ti, ¿me entiendes? Después de eso, supongo que te convertirá y serás una más de nosotros. Supone que ver morir a todos tus amigos será suficiente castigo para ti.

Parpadeé varias veces para evitar que las lágrimas se me escaparan.

Peter era… el mayor cabronazo de la historia. Había planeado todo esto sabiendo que mis amigos sí que vendrían a buscarme. Solo esperaba que él estuviera equivocado y que no vinieran. Por una parte, yo esperaba que lo hicieran, pero si lo hacían… sería, definitivamente, el final. Y Peter me condenaría a una vida inmortal de culpa, de remordimientos. Su jodido plan era perfecto.

-Él me lo ha contando todo. Empezará por esa amiguita humana tuya, después le tocará al rubio ese, seguido por el de pelo negro que estaba a tu lado ayer. El otro, el de delante de ti, será el próximo y ha querido dejar a ese querido amigo tuyo, ¿cómo se llama?... Ah, Danny, para el final.-mientras me lo contaba, tenía una sonrisa macabra dibujada en el rostro.-Sí, no me gustaría ser él… al contrario que los demás, no lo mataremos rápidamente, con él nos entretendremos un poco más. Lo haremos despacio, para que tú no te pierdas nada…

-¡No le vais a tocar un pelo!-dije- ¡Antes os mataré yo!-escupí a Liam en la cara.

Liam me pegó otro bofetón, que me hizo ver las estrellas que ayer por culpa de la potente luz de la luna no pude ver.

-Te aplastaría la cabeza ahora mismo-dijo, mientras se estrujaba las manos- Pero esperaré a que seas como yo, cuando hayas pasado de tu débil condición de humana y ahí arreglaremos cuentas.

-No tengo miedo.-dije.-No de alguien como tú.

Le aguanté la mirada.

Después, Liam cogió el desayuno y lo tiró por la ventana.

Sin dejar de mirarme, se fue con Peter.

-¿Ya ha desayunado?-preguntó.

-Sí, te dije que lo dejaras en mis manos.

No sabía si lo que acababa de hacer era por mí bien o por mí mal. Si no comía, no podría fabricar más sangre y moriría en poco tiempo.

Decidí que no me importaba lo que Liam hiciera, pero lo que me había dicho era de suma importancia.

Tenía que huir. Ya no por mí, sino por ellos. Por mis amigos. Sus vidas dependían de lo inteligente que fuera mi plan de huída, así que me puse a crear uno.

Pero por más que pensaba, no se me ocurría nada. No podía evitar pensar qué estarían haciendo mis amigos, en ese momento.

Espera. ¿Dónde estaba Rebe? No había vuelto a verla desde ayer. ¿Y sí se había quedado con ellos? ¿Y sí…? De pronto, lo entendí todo. Tenía que huir. Ya.

Miré por la ventana. El sol se estaba escondiendo y ya llegaba el anochecer. Y yo ya tenía mi plan.

Había sido un día horrible. Cada hora, uno de los integrantes de la banda de Peter se había pasado a “comer” y yo estaba en las últimas. Cada hora, Liam me había traído algo de comer y de beber, pero todo había salido por la ventana. Los vampiros bebían poco de mí, pero al no poder rellenarme, me estaba quedando vacía.

Para colmo, al cara rata le había parecido gracioso tumbarse sobre mis piernas y decirme que cuando fuera de su banda todo sería más divertido porque habría cosas lascivas.

Por fin, cuando vi la luna en el cielo, decidí pasar a la acción.

-Hola, hola.-dije, intentando llamar la atención de alguien.

-Spike, ve a ver qué quiere.-dijo Peter, que estaba con los demás viendo un partido del Liverpool, creo.

Spike, a regañadientes, se levantó y vino a mi encuentro.

-¿Haber, qué quieres?

-Quiero mear. Llevo todo el día bebiendo y me meo.

Spike me desató las manos. Tenía los brazos doloridos por estar tanto tiempo en aquella incómoda posición, así que los moví en el aire. Pero poco me duraron, porque Spike me ató las manos tras la espalda.

-Vamos.-dijo, mientras me arrastraba de un brazo.

Me llevó hasta el baño.

-¿Tú pretendes que mee aquí?-dije.-Este baño está hecho una mierda.

Era verdad, estaba sucio hasta decir basta.

-Bueno, ¿y qué quieres?-dijo, molesto.-No tenemos servicio de limpieza.

-Llévame fuera. Prefiero un arbusto antes que…que…esto.

Puso los ojos en blanco y me sacó fuera.

Aspiré el puro aire.

-Bueno, mea.

-Sí, claro. Con las manos atadas, ¿no?

-Está bien, te las suelto.

Así lo hizo.

Me dirigí a un arbusto cercano.

-¡Pero no mires!-dije, molesta.-¡Date la vuelta!

Resopló, pero lo hizo.

-No tardes.-me dijo.

Me refugié en el arbusto e hice como que hacía pis.

-¡Gol!-gritaron entonces desde dentro de la casa.

-¿De quién?-Spike entró para ver el gol.

“Ahora”-pensé. Y eché a correr a través de la recta hilera de árboles.

[POV Danny]

Por respeto a Carol, ninguno hablamos esa noche.

Cuando despertó, por la mañana, bajamos a desayunar con ella. Ninguno decíamos nada.

El día trascurría lenta y pesadamente. Parecía que la noche, la hora de ir a buscar a Cris, no llegaría nunca.

Tom estaba tumbado en su cama, mirando el techo.

Carol y Rebe hablaban sentadas en la cama de Harry, que se había ido al gimnasio. Dougie intentaba animarme, porque sus intentos por animar a Tom habían sido infructuosos.

-Ya verás, Danny, cuando vayamos a buscarla como está bien.-decía.

-Pero…¿y si no? ¿Y si no está bien? ¿Y si… la han hecho algo?

Dougie negó con la cabeza.

-Ella está bien, Danny.

Yo jugueteaba con el móvil de Cris, me lo pasaba de una mano a otra y eso. Tenía una de las fotos que nos hicimos en el parque la primera vez que nos vimos de fondo de pantalla.

-Todo es por mi culpa. Si me hubieran matado ayer, ahora ella estaría aquí, con vosotros.-dije.

-No digas eso, Danny. Fue decisión suya el marcharse.

-Para salvarme.

-Nadie la obligó a ello, fue su elección.

-Prácticamente, no tenía otra opción.

-Podía haberse quedado con Tom, pero no lo hizo. No le des más vueltas, Danny. Esta noche la tendrás de nuevo correteando y gritándote por aquí.

-Tengo un mal presentimiento con respecto a eso.

-Ella no está muerta, Danny.

-No es eso. Imagina… que vamos por ella… y uno de nosotros no vuelve.

-Danny, no vas a morir. Nadie lo va a hacer.-sentenció Dougie.

-Dame una sola razón para no salir ahora mismo a por ella.-le pedí.

-Pues veamos… que ella no se fue con Peter para que tú ahora te suicidases de esta manera.

Sonreí.

-Vale, me has convencido.

Hablé con Dougie durante mucho más tiempo.

Harry apareció tiempo después y intentó animar a Tom, pero sin resultado.

Todos nos alegramos cuando Rebe dijo que ya era la hora de partir.

Dougie quería que Carol se quedara.

-Carol, puede ser peligroso. No nos darán a Cris por las buenas y puede que tengamos que pelear.-intentó razonar con ella Dougie.

-Sí tú vas, yo voy, Doug.-le dijo. A mí me sonó a eso de Titanic de “Si tú saltas, yo salto Jack”

-Pero no podré protegerte. Son demasiados y…

-No necesito protección, si llega el caso, puedo protegerme sola, ¿acaso no recuerdas ya quién mató a Kevin?-dijo, sonriendo.

Se abrazaron.

A mí me dio envidia. Ellos podían abrazarse y yo no.

-Tienes razón. Pero prométeme algo. Si ves que la cosa se pone fea, vete. Echa a correr. Ponte a salvo. No te preocupes por nosotros.-le dijo Dougie.

-No me iré sin saber si tú estás bien.

(Puke Raibows)

Salimos afuera. Estaba nervioso. No sabía lo que me iba a encontrar, y si iba a salir vivo de aquello.

-Seguidme-dijo Rebe.

Y todos, internándonos en los árboles, echamos a correr tras ella.

[POV Cris]

Se dieron cuenta de que me había intentado escapar.

Salieron de la casa y se subieron a los árboles.

Yo corría por el sendero, iluminado por la luna, y ellos me perseguían saltando de árbol en árbol rápidamente, prácticamente ya me habían alcanzado.

Por mucho que corriera, parecía que me movía a cámara lenta. Me interné en los árboles para que les fuera más difícil verme, aunque podía oírles gritar cosas, los árboles agitados tras su paso y sobretodo, oí mi respiración agitada.

Estaba demasiado débil.

Intenté pensar que al final de todo estaban mis amigos, estaba Tom. Que estaba Danny. La visión de esos ojos azules que me miraban con intensidad me hizo aumentar la velocidad.

Aunque seguía pareciendo que corría a cámara lenta, mientras que mis perseguidores eran muy rápidos.

Podía oír en mi mente la canción “Nowhere left to run”. “I´ve got nowhere left to run, I´ve got nowhere left to hide…”

Las ramas me arañaban los brazos y me rompían las mayas, pero yo no me iba a parar por nada del mundo. Con ayuda de mis Convers, sorteaba rocas o raíces en el suelo.

Mis captores me seguían persiguiendo. Les oí reírse. Para ellos esto era muy excitante, mientras que para mí era frustrante.

Entonces, alguien me golpeó con fuerza y me di contra un árbol. Sin mirar quién era, me levanté y seguí corriendo.

De nuevo, alguien me golpeó, pero esta vez con el triple de fuerza y salí despedida. Caí en medio de una llanura, toda llena de césped. A mí alrededor no había un solo árbol. Todos estaban, en círculo, a bastantes metros de mí.

Abrí los ojos y lo único que vi fue la luna en el cielo. Entonces, alguien asomó la cabeza.

Liam.

-Por favor…-le dije. Iba a decirle que me matara rápidamente, pero antes de que pudiera decirle nada, Liam se dio la vuelta y se fue.

No me lo podía creer. Liam me había ayudado. Eso era increíble.

Quise levantarme, pero no pude. Mi cuerpo no me respondía.

Oí unos pasos y supuse que Liam había vuelto para buscarme.

Cuál fue mi sorpresa al sentir que algo se me caía encima. Fui consciente de ello cuando tuve la cara de Peter pegada a la mía.

-¿Adónde pensabas irte, eh?

-Lejos de ti.

Apartó su cara de la mía, pero aún seguía sentado sobre mí.

Me agarró de los hombros y me levantó. La cabeza me cayó hacia atrás. Tenía el cuello totalmente a su merced.

-Por…favor…-no tenía ni fuerzas para decirle que no me hiciera nada. Había hecho demasiado esfuerzo para la poca sangre que tenía.

-No me dejas otra opción.

Sentí su aliento en mi cuello y sentí llegar el fin. Pero el fin no llegó.

Peter se había detenido.

-Haha, aquí estáis.-dijo.

Abrí los ojos, que los había tenido cerrados.

Aunque los veía del revés, porque tenía la cabeza colgando, los distinguí perfectamente.

Eran ellos. Eran mis amigos. Era Danny.

-Danny.-dije.

En ese momento, sentí como si me atravesaran unos alfileres incandescentes y derraman dentro de mí la lava más ardiente del centro de la tierra.

Grité con todas mis fuerzas.

Peter me había mordido.

sábado, 15 de octubre de 2011

~Capítulo 23~

Él sonrió y me besó.

Después, nos tumbamos. Él sobre mí.

-Debería ponerme algo-le dije.-Podría venir alguien.

Me dejó incorporarme y me enrollé en la sábana.

-¿Has visto mi…?-vi mi culotte colgando del picaporte de la puerta.-Vaya, con qué precisión lo lanzaste.

Él rió.

Fui por el y me lo puse. Siempre me había gustado esa prenda. Al lado de la puerta estaba la camiseta que Tom había tirado. Era una camiseta a la que le había cortado las mangas de Lobezno.

-¿Puedo ponérmela?-pregunté.

-Por supuesto.

Así lo hice. Dejaba entrever algunas partes de mi anatomía que no estaba acostumbrada a enseñar, pero en esos momentos me dio igual.

-Te queda muy bien.

Tom ya se había puesto los bóxers y estaba sentado en la cama. Corrí y me tiré contra él. Le pasé los brazos por el cuello y le besé. Después, me quedé allí, tumbada sobre él. No hacía falta hablar. Estuvimos en silencio bastante tiempo, hasta que él lo rompió.

-Feliz cumpleaños.

Levanté la cabeza y le miré.

-¿Pero cómo lo…?

-Os escuché hablar a Carol y a ti sobre ello.

Miré el reloj de la mesilla. Sí, oficialmente ya era mi cumpleaños.

-No pude salir a comprarte a nada.

-¡Oh, y no hace falta!-dije, mientras le acariciaba la mejilla con la mano.-Ya me has hecho el mejor regalo que alguien podía hacerme.

-Con qué poco te conformas entonces.

-Ay, déjame.-dije, riendo.

Empezamos entonces una larga conversación, hasta que Tom dijo que ya era hora de que durmiera.

-Oh, no, yo quiero seguir hablando contigo.

-Mañana podemos seguir, pero tienes que dormir.

Hinché los mofletes, pero él los apretó con las manos y me salió una pedorreta. Reímos. Me acurruqué bien cerca de él y apoyé la cabeza en su hombro.

-¿Dónde está la gente, Tom?-pregunté.-Ya es tarde, tendrían que estar aquí.

-No te preocupes por ellos y descansa.

-Contigo cerca, es imposible.

-¿Quieres que me vaya?

-¡No!

Rió.

-De acuerdo.

Y mientras me tocaba el pelo, me dormí. No tuve ningún sueño esa noche.

-¡Felicidades!-me gritaron todos por la mañana.

-Dejarme dormir-dije, mientras les daba la espalda y me tapaba.

-¡Ah, no, no, no! ¡Despierta, vamos!- y Dougie me quitó la manta. No me quedó entonces otro remedio que desperezarme.

-Eh, esa camiseta es de Tom-dijo Danny.

Me acordé de que llevaba la camiseta de Lobezno.

-Es que no encontraba mi pijama.-expliqué.-¿Bajamos a desayunar? Tengo hambre.

-Es tu cumpleaños… ¿y solo piensas en desayunar? ¡Oh, vamos! ¡Hoy es un día especial! ¡Te haces mayor!- dijo Harry.

-No sé qué tiene de especial, me hago mayor día a día. A diferencia de vosotros.

-Eh, Harry, ¿te acuerdas cuando te dije que éramos cuatro tíos sexys con un objetivo en la vida?-dijo entonces Danny.

-Sí, me acuerdo.

-Pues creo que es este. ¡Ser jóvenes y sexys por siempre!

Nos reímos.

-Como hoy es tu cumpleaños, tú mandas.-dijo Tom.

- Lo primero es el desayuno.

-Tu palabra es ley. ¡Todos a desayunar!

-¡No, pero antes el regalo!-dijo Dougie.

-¿Regalo? ¡Pero si no os teníais que haber molestado!

-Yo quería traerte la bici esa del gimnasio que tanto te gustaba, pero no me dejaron-dijo Harry.

Dougie me tendió un paquete envuelto en…

-¿Esto son muñecos de nieve?-pregunté, extrañada.

-Sí, es que no encontraba otro papel.

Reí.

-Gracias de todos modos, de verdad.

-Vale, vale, ¡pero ábrelo!

-¡Estás tú más emocionado casi que yo!-volví a reír. Abrí el regalo. Era una camiseta blanca, que ponía Zukie en rojo y salía un bonito robot de colores.-¡Oh, no puedo creerlo! ¡Pero si es…! ¡La…la camiseta que yo quería! ¿Cómo…?

-Digamos que tengo infiltrados.-dijo, mirando a Carol. Claro, ella se lo habría dicho.

-¿De veras es para mí?-pregunté, emocionada.

-Sí, para que no tengas que ponerte nunca más camisetas roñosas de Tom.

-¡Eh!-dijo el aludido.

Abracé a Dougie.

-¡Muchísimas gracias! Voy a ponérmela ahora mismo.

Fui al baño y cambié la camiseta de Tom por esta. Me puse también unas mayas negras.

Al salir, todos me aplaudieron.

-Te queda como anillo al dedo.-dijo Tom.

-Si es que Tom, yo entiendo de estas cosas, ¿sabes?-le dijo Dougie, orgulloso.

Bajamos a desayunar y comí copiosamente.

Hoy también hacía sol, por lo cual nos era imposible salir. Nos fuimos al hall del hotel y nos sentamos en los sillones que había usando el wifi que allí había y hablando sobre esto y aquello. Había que recalcar el hecho de que Danny me ignoraba y no me hablaba si no era estrictamente necesario.

A la hora de comer, nos dirigimos al comedor. Estábamos todos sentados a la mesa, comiendo, cuando alcé la cabeza y le susurré a Tom al oído, que estaba a mi lado:

-Me pones to´perraca.-mientras le ponía la mano en la pierna.

Él rió.

-Eso tiene solución-me susurró a su vez.

Los dos intercambiamos una mirada de complicidad.

-¡Oh! ¡Acabo de acordarme!-dije, levantándome de la mesa.-Me he dejado el móvil arriba. Tengo que ir por él.

-¿No puedes esperar a que subamos todos?-preguntó Danny.

-Oh, no, imagina que me llama mi madre y no se lo cojo. Se pensaría que estoy muerta o algo peor.

-¿Pero no te llamó ayer?

-Sí, porque se pensó que ayer era mi cumpleaños. Se equivoca porque tengo un hermano que cumple los años un día antes que yo.

-Subo contigo.-dijo Tom.

Sonreí.

-Vale.

Esperé hasta salir del comedor y después le di la mano. Salimos corriendo arriba y entramos en la habitación.

Tom cerró la puerta tras él y después, cogiéndome por la cintura y besándome, me puso contra la pared. Le ayudé a quitarse la camiseta y después él me ayudó a desprenderme de la mía. Le besé el cuello mientras me peleaba con el botón de sus pantalones y finalmente le ganaba la batalla.

Una vez desnudos ambos, enrollé mis piernas alrededor de sus cintura, acercándolo a mí todo lo posible. Notaba la fría pared en la espalda, pero no me importaba. Le pasé los brazos por el cuello y lo besé apasionadamente, añadiendo de vez en cuando algún que otro mordisco en el labio.

Cuando ya no pude más, me dejó caer sobre la cama.

-Podría acostumbrarme a esto-dije.

Él rió.

-¿Tenemos que bajar?-pregunté.

-No es necesario, si no quieres.

-Sospecharan. Son muy listos.

-Pues que sospechen. Y… ¿estás segura de eso? Porque yo no.

Reí.

-Igualmente, voy a vestirme.

Así lo hice.

-Oh, ya vienen.-me avisó Tom.

Yo estaba poniéndome la camiseta.

-¡Oh, Dios!-dije, mientras me la ponía a toda prisa.

-Tengo una idea. Tú sígueme la corriente.

-Te sigo hasta el fin del mundo.

Sonrió.

Entraron por la puerta y se nos quedaron mirando.

-¿Por qué no habéis bajado?-preguntó Danny.

-¿Y por qué estáis colorados?-añadió Dougie.

-Estamos buscando el móvil. No lo encontramos.-dijo Tom.

-Sí, lo hemos puesto todo patas arriba, pero nada-dije yo, en un intento por secundarle. Eso podría explicar porqué las sábanas estaban hechas un revoltijo y algunas cosas tiradas por el suelo.

-Pues os ayudamos a buscarlo.

-Sí, vale.

Me mordí el labio.

El móvil estaba en los pantalones que me quité ayer y dejé en la silla al lado de la cama de Tom. Se lo indiqué a Tom con la mirada y él entendió. Al rato, dio con él accidentalmente.

-¡Ah, es verdad, estaba en mis pantalones! Muchas gracias-dije, dándole un rápido beso en los labios.

Pasamos la tarde metidos en la habitación. Yo estaba tumbada en la cama, con Tom al lado. Danny y Harry miraban un partido de fútbol raro en la tele y Dougie y Carol jugaban a la mona con las cartas.

Cuando se hizo de noche, nos precipitamos todos al exterior con ansia de aspirar el aire puro de la noche.

-Puede que no estemos haciendo nada, pero este es con diferencia, el mejor cumpleaños de mi vida.-dije, sonriéndoles.- No ha habido canciones raras ni vergonzosas, ni regalos, ni globos, ni velas ni tartas…

-En eso te equivocas.-dijo Harry, mientras salía corriendo y volvía al segundo con algo entre las manos.

-¿Qué te creías, que te íbamos a dejar sin tarta o qué? Sin tarta, esto no es un cumpleaños ni es nada.-dijo Dougie.

Harry abrió el paquete. Era una tarta pequeña, que ponía mi nombre y felicidades. Había una vela en forma de gato que me hizo reír bastante.

-Es pequeña porque nosotros no podemos comerla, no porque seamos unos ratas-recalcó Danny.

Reí ante aquello.

-Tranquilo, me lo suponía.-dije.

Dejamos que Dougie la partiese y Carol y yo comimos un poco.

Después, abracé a Tom. Él señaló al cielo.

-Mira, hay luna llena.

-La luna llena es preciosa. Es lo que más me gusta en el mundo. Podría pasarme la vida entera mirándola. Dicen que los cáncer se vuelven locos con ella. Ahora podría explicarse mi comportamiento poco habitual…

-Yo también soy cáncer.

-¡Es verdad, tú también cumples años dentro de nada!-dije, sonriéndole y le abracé más fuerte.

-Es cierto. Y mira, como no tenemos velas, mira la luna y pide un deseo.

-¡Oh, qué bonito! Está bien. Ya.

-¿Qué has pedido?

-Si te lo digo, no se cumpliría.

Rozó su nariz con la mía.

-Cierto.

-Empalagosos.-dijo Danny pasando por nuestro lado.

Le miré y me aparté un poco de Tom. No quería hacerle daño.

-Danny-le llamé, mas él me ignoró. Sabía cuánto odiaba eso y aún así lo hacía.

Iba a gritarle cuando todos se pusieron a la defensiva. Tom me puso detrás suya.

-¿Qué pasa? ¿Qué pasa?-les pregunté, asustada.

Estábamos en el jardín del hotel, que conectaba con una gran parcela de árboles que no podíamos haber explorado. Ellos miraban con desconfianza aquella explanada, pero, aunque miré tanto que me dolieron los ojos, no logré ver nada.

-¿Qué ocurre?-pregunté de nuevo.

Dougie bufó.

Y, entonces, aparecieron.

Salieron de los árboles como sombras y la luz de la luna nos reveló su identidad.

Peter.

Me llevé las manos a la boca para ahogar un grito que, de todas formas, se quedó en mi garganta.

A su lado estaba Rebe, la cual no había cambiado absolutamente nada y un grupo de chicos muy parecidos al que había perdido anteriormente, solo que estos eran más numerosos. Los conté. Eran ocho.

Peter nos evaluó con la mirada y sus ojos se quedaron fijos en mí. Sonrió.

-Feliz cumpleaños, Cris.-me dijo.

¿Cómo sabía él que era mi cumpleaños? Ah, claro, Rebe debía de habérselo dicho.

-¿Qué haces aquí?-le preguntó Harry.

-He venido al cumpleaños de mi amiga.-le respondió, como si fuera lo más obvio del mundo.

-Yo no soy tu amiga. Creí que te había quedado claro la vez que saliste corriendo con el rabo entre las piernas.-dije secamente.

Él seguía sonriendo.

-Pues…ya ves que no. He venido a hacer las paces. Y, mira por donde, te he traído un regalo.

-No quiero nada tuyo.

Sonrió de nuevo.

-Spike, pásamelo.

El tipo más grande de los que allí había avanzó y le dio un paquete.

-Cógelo-me dijo Peter mientras me lanzaba el paquete, que pasó por encima de Tom y cayó en mis manos.-Lo eligió Rebeca.

Mi amiga asintió, con una sonrisa.

Pues, conociéndola, entonces sería una bomba o algo parecido.

-Ábrelo, vamos.-dijo Peter.

Le quité el papel y abrí la caja.

-¿Un reloj?-dije, desconcertada.

-Sí, para que cuentes el tiempo que te queda con tus amigos, que es más bien poco.

Le miré.

-He venido a llevarte conmigo.-me dijo. Todos le miramos como si nos acabara de hablar en chino y no entendiéramos lo que había dicho.-Y eso es lo que harás.

-Ella no se mueve de aquí.-dijo Harry, poniéndose al lado de Tom, creando una barrera entre Peter y yo.

-Oh, ya lo creo que sí.-dijo Peter, sin borrar esa sonrisa de autosuficiencia de la cara. Con un gesto de la cabeza, sus cinco amigos se lanzaron sobre nosotros. El tal Spike se lanzó hacia mí como uno se tira de cabeza a la piscina, pero Harry fue más rápido y lo apartó de un golpe. Sin embargo, teníamos problemas.

Ellos solo eran cuatro, mientras que los amigos de Peter eran uno más. Tuve miedo, pero no por mí, sino por ellos. Cualquiera podía tener un descuido y… ser su final. Uno pequeño, con cara de rata y muy rápido, consiguió zafarse de Tom y quedarse frente a mí. Grité, Tom se dio la vuelta y me empujó un segundo antes de que el otro me agarrara. Caí al suelo del culo y me incorporé ágilmente para colocarme al lado de mi amiga Carol, que, al igual que yo, estaba aterrorizada.

Uno con cara de perro se acercó a nosotras corriendo, se paró y nos miró.

-¡Ahhh!-nos gritó.

-¡Ahhhhhhhhh!-le respondí a mi vez mientras intentaba pegarle una patada. Pero él me agarró de la pierna y tiró y yo quedé cabeza abajo con los brazos colgando.

-¡Tú no toques a mi amiga!-dijo Carol arreándole una patada que por poco me da a mí. El cara perro se rió y empujó a mi amiga, que cayó al suelo.

-¡Sálvate tú, Carol!-la dije. Le pegué un puñetazo en la rodilla al cara perro.-¡No vuelvas a ponerle la mano encima a mi amiga, ¿me oyes, perro pulgoso?!

El tío se dio por aludido y levantó el brazo para mirarme a la cara.

-¿Qué me has llamado?

En ese momento, Danny se tiró contra él y yo caí al suelo de bruces. Danny y el cara perro salieron rodando y llegaron cerca de otro de los amigos de Peter.

Ayudé a mi amiga a levantarse del suelo. Miré el panorama. Tom estaba con el cara rata, Harry ayudaba a Dougie con Spike, que se asemejaba a una montaña de lo grande que era y Danny…

-No.-dije.

A Danny lo tenían sujeto entre el cara perro y otro que parecía Adam Lambert pero en rubio. Ambos miraban a Peter, buscando instrucciones.

-Matadle.-dijo Peter.

-No, no, ¡no!-dije, avanzando hacia él.- Me voy con vosotros, ¡me voy contigo! ¡Pero suéltale!

Peter sonrió.

-¿Qué dices, Cris? No te oigo.

Apreté las manos con fuerzas.

-No, Cris, no te vayas con él.-dijo Danny.

Peter le dio una bofetada y grité.

-Tú te callas.-se giró hacia mí.-¿Qué decías, bonita?

-¡Qué me voy contigo!

-Eso era exactamente lo que quería oír. Haces lo correcto.-me tendió la mano derecha.-Ven, vamos.

Avancé un paso pero Tom me agarró del brazo.

-¿Estás loca?¿Pero tú sabes lo que haces?

-¡No, no sé lo que hago, solo sé que si no me voy con él matará a Danny! ¡Suéltame, Tom! Por favor-la voz se me quebró- No hagas esto más difícil.

-No, no voy a soltarte.

-Hazlo, por favor.

-Quien sabe si te suelto si te volveré a ver.

-Si no me sueltas, a quien no volverás a ver será a Danny. Por favor, Tom. No quiero que le hagan daño.

-No, no quiero que te vayas.

Le besé con pasión y me zafé del agarre. Avancé hacia Peter y le cogí la mano que me tendía antes de que Tom pudiera reaccionar. Peter me estrechó la mano con fuerza y me subió a su espalda.

-No-dijo Tom, e hizo ademán de andar, pero Dougie y Harry lo agarraron.

Me giré y miré a Danny.

-Ya me tienes, Peter, ahora déjale que se vaya.-le dije.

Peter se giró.

-Soltarle.

Danny salió volando y cayó de pie al lado de Tom.

-No me sigáis-advirtió Peter-porque entonces la mataré.-se giró hacia Rebe-Ya sabes qué hacer.-Ella asintió-Agárrate fuerte-me dijo Peter, y salió corriendo conmigo.

-¡No!-oí gritar a Tom. Pero aunque me di la vuelta para mirarle, no alcancé a verle. Los árboles me lo impedían.

[POV Danny]

-¡No!-gritó Tom, e intentó correr tras ellos, mas nosotros le agarramos con fuerza.

-¡No, Tom, no puedes ir! ¡Si vas, la matará!-le grité.

-¡Pero tengo que ir! ¡No puedo dejar que se la lleve!

Rebe nos vigilaba. De pronto, se dio la vuelta y miró a sus compañeros.

-Iros.-les ordenó.

-¿Y tú?

-Yo voy a quedarme para asegurarme que ninguno de ellos os persigue. Órdenes directas de Peter.

-Está bien.

Y todos desaparecieron por entre los árboles. Cuando hubieron desaparecido, Rebe avanzó hacia nosotros y abrazó a Carol con fuerza.

-¡Carol! ¡Cuánto tiempo!-dijo.

Por un momento, todos nos quedamos paralizados.

-¿Rebe?-preguntó Carol, confundida.

Esta asintió, con una sonrisa.

-¡Sí, soy yo!

-Pero…pero…

-Tengo que explicaros muchas cosas.

-Pero…tú…Peter…

Ella negó con la cabeza.

-Déjame que me explique, pero antes… ¡Chicos!-y nos abrazó a todos. Pero nosotros todavía estábamos procesando todo esto. Cris se había ido con Peter por mí culpa, Rebe era amigable después de todo este tiempo…

-Explícate, entonces.-dijo Harry.

Ella tomó aire y comenzó su relato.

-Como bien sabéis, ellos me transformaron. Les odio por eso. Vale que sí, me entusiasmaba la idea de ser vampiro… pero no de esta manera, no de esta forma. Al beber de mí, Peter sabía que Cris y yo nos habíamos enfadado y decidió usarme como trampa. Peter se ha encaprichado de ella. Y…

-Para, para-la interrumpió Tom-¿Qué quieres decir con que se ha encaprichado de ella?

-Pues que la quiere a toda costa. ¿No lo acabas de ver? Déjame seguir explicando.

Tom asintió.

-Fue la noche que nos vimos por primera vez. Cuando ella se enfrentó a él, eso le provocó, ya que nadie lo había hecho anteriormente. Pero no pudo cogerla porque Danny se lo impidió. Por eso, cuando estábamos en Bristol, supe que tenía que hacer algo, ya que si la cogía… no sería para hacerle nada bueno, precisamente-hizo un gesto para que la dejáramos continuar y dando a entender que luego explicaría eso- Así que pensé que si hacía como que rompía con todo contacto con vosotros y la dejaba malherida, Peter se contentaría al ver que era débil. Pero como veis, no dio resultado. Ah, Tom, lo siento por esa estaca. Pero lo hice para que fuera más convincente y porque sabía que Cris te salvaría. ¿Cómo iba ella a dejar que te pasara nada? Como decía, me equivoqué. El ver a Cris en esa situación no hizo más que aumentar aún más las ganas de Peter por tenerla. Así que me he pasado todo este tiempo al lado de Peter, siendo su sombra, para poder conocer su plan. Sé dónde está Cris.

Tom la abrazó y, la verdad, a mí me dieron también ganas. Verdaderamente, Cris tenía unas amigas extraordinarias.

-No me lo puedo creer, es demasiado fuerte. Nosotros pensando lo peor de ti, cuando en realidad lo estabas haciendo por Cris…-dijo Tom.

Abracé a Tom, porque tenía pinta de querer echarse a llorar de un momento a otro.

-Siento verdaderamente no haber podido evitar esto, pero si hubiera hecho la menor cosa, Peter hubiera sospechado y yo sola no podía con él y los brutos de sus amigos.-dijo Rebe.

-Subamos arriba, aquí ya poco podemos hacer y tenemos mucho que hablar.-dijo Harry.

Asentimos y subimos todos.

Rebe miró el cuarto con interés.

Todos nos sentamos alrededor de la mesa y la miramos, expectantes.

-Después de lo de Bristol, solo estábamos él y yo. Creedme, no es agradable estar a solas con Peter. Me dijo que no le preocupaba haber perdido a sus compañeros, que tenía unos amigos que podrían servirle para la causa. Le pregunté por qué tantas molestias por una simple chica como ella y él me respondió “Porque es especial. Tiene algo que las demás no tienen”. Fuimos a buscar a sus amigos y, como habéis comprobado, se unieron a nosotros. Tenía que hacer como que verdaderamente pertenecía a la causa, así que le dije que hoy era su cumpleaños y sería un bonito día para ir por ella. Peter confiaba plenamente en mí.

-Dices que quería a Cris. Bien, ya la tiene. ¿Qué quiere hacer con ella?-pregunté.

Rebe se encogió de hombros.

-Eso no lo sé, nunca lo mencionó. Recuerdo que decía que olía muy bien y eso podría significar varias cosas. Una, que quiere transformarla, dos, que quiere matarla o tres, que la puede tener como tentempié, cuando tenga hambre la muerdo y cuando no también. Como una reserva, vamos.

Todos asentimos.

-Y tú, que has convivido con él…¿qué crees que puede hacer?-preguntó Dougie.

-Es difícil saberlo. Peter puede parecer impulsivo, pero no lo es. Sea lo que sea lo que quiere hacer con ella, lo tiene ya premeditado. Lo que es seguro es que querrá divertirse con ella, luego ya… no lo sé.

Tom se llevó las manos a la cabeza. Le di unos golpecitos en el hombro, intentando animarle, pero cómo iba a hacerlo si ni siquiera yo lo estaba. Cris se había ido con Peter por mi culpa. No quería que me pasara nada. Había decidido lanzarse de cabeza a lo desconocido, que podía significar dolor o incluso la muerte para ella, y todo para que no me ocurriese nada. La recordé gritándome sandeces, diciendo que me metiera la palabra “Pitufa” por donde pudiera, sacándome la lengua, riéndose de mí, perdiendo a las cartas, arrugando el entrecejo, besándome… y no quería hacerme a la idea de que quizá esa fuera la última vez.

-¿Y dónde está?-pregunté.

-El plan de Peter era cogerla e irnos todo lo lejos que pudiéramos de vosotros, pero ni él puede andar bajo el sol. Cerca de aquí hay un parque muy grande y tiene una casa para el jardinero que… bueno, ya no está.-todos entendimos lo que quería decir.- Ahora irán hacia allá y estarán todo el día ahí y por la noche se irán. No nos queda otra que esperar hasta mañana por la noche.

-¡No puedo esperar tanto!-dijo Tom.-¿Qué la harán mientras en esa casa mientras ella sea la única diversión cercana?

-Imagina-le dijo.-Cualquier cosa. Estando con ellos he visto todo tipo de barbaridades. Solo rezo para que no le toque a ella.

Tom se levantó y comenzó a andar por la habitación, nervioso.

-Todo esto es por mi culpa-dije.

-No, no lo es-dijo Tom.

-Dime una cosa…-dije, mirando a Rebe.-Lo de cogerme a mí…estaba programado, ¿verdad?

Rebe asintió.

-Sí. Peter sabía que entre tú y Cris había algo y que, a la mínima amenaza contra ti, ella se tiraría a sus brazos para salvarte.

-Eso es porque no sabía que estaba conmigo.-dijo Tom.

Rebe pasó la vista de Tom a mí, de Tom a mí.

-Espera…¿qué?

-Ella está conmigo.-dijo Tom.

-¡Ah! ¿Pero no era con Danny con quien estaba?-preguntó, confusa.

-No, nunca ha estado conmigo.-dije.

-Pues yo creía que quien le gustabas eras tú.-dijo.

-Y yo.-dije.-Supongo que ver para creer.

Carol bostezó.

-Tienes que dormir-le dijo Dougie, preocupado.

-No voy a poder.

-Todos, a la cama.-nos ordenó Harry.

-Sin Cris, la mía está vacía-dijo Tom.

-Si quieres, puedo dormir yo contigo.-dije.

Todos hicimos un esfuerzo por reír.

-Así Rebe puede dormir en la mía.-expliqué.

Tom accedió.

-Bueno…por una vez…vale.

Harry apagó las luces.

Era raro dormir con Tom, pero más raro era saber que estaba ocupando el lugar de una persona que podía no volver a ocuparlo nunca jamás…por mi culpa.