domingo, 11 de septiembre de 2011

~Capítulo 18~

-¡Venga, ahora tírate tú!-me gritaron todos una vez que nos hubimos reído de Danny.

-¡Vale!-les grité. Me puse de pie para saltar.

-¡Yo te cojo!-gritó Danny, poniéndose bajo el trampolín con los brazos abiertos.

Me brillaron los ojos por la emoción.

-¡Sí!-grité, antes de coger impulso, saltar un par de veces y tirarme.-¡LIBERTAAAAAAAAAAAAD!- dije, acordándome de William Wallace.

En el último momento, Danny se apartó y me di un planchazo contra el agua.

-¡¿Pero tú no ibas a cogerme?!-le grité, cuando saqué la cabeza.

-¿Y tú no ibas a ayudarme?-me callé.-Pues ya estamos en paz.

-Serás rencoroso…

Le tiré una ola de agua que le dio en la cara. Me respondió con otra. Se la devolví. Al final Tom y Harry tuvieron que separarnos porque podíamos haber acabado matándonos.

-Creo que será mejor que subamos y nos duchemos.-dijo Harry.

Todos asentimos y subimos arriba chorreando.

-Bueno pues…¿quién se ducha antes?-preguntó Tom.

-¡Duchémonos todos juntos!

-Ni en tus mejores sueños Danny, ni en tus mejores sueños.-le dije.

Este por toda respuesta me sacó la lengua.

-Vale, pues ya me ducharé con Tom, ¿verdad, Tom?

-Emmm…no.-le respondió este.

Nos lanzamos todos a gritarnos los unos a los otros cosas incomprensibles y al final nos lo acabamos jugando al piedra, papel o tijera. Carol ganó, así que ella era la primera, Harry después, Tom, Dougie, yo y finalmente, Danny, que siempre sacaba piedra.

Mientras Carol se duchaba yo me senté en una silla para evitar mojar la cama, ya que seguía empapada, pero Danny y Dougie se entretuvieron saltando en la de Harry, mojados, y este intentaba echarlos tirándoles perchas que no daban en los objetivos.

Cuando le tocó el turno a Harry, Dougie, sin hacer ruido, entró en el baño, abrió el grifo y salió corriendo cual ninja.

-¡AHHHHHHHHH!-oímos gritar a Harry entonces. En ese momento, un Harry con champú en el pelo y con una toalla fea, fea blanca nuclear de hotel enroscada en la cintura, salió del baño.-¡¿Qué ha sido del agua caliente?!

Nosotros nos encogimos de hombros y negamos con la cabeza.

Volvió a entrar al baño y se percató del grifo abierto. No le hizo falta saber nada más.

-¡DOUGIE!-gritó.

-Hora de poner pies en polvorosa.-dijo este, mientras Harry se lanzaba a perseguirlo, con las manos en la toalla con temor a perderla.

Nos pusimos todos a gritar hasta que Harry se metió otra vez en el baño, entonces, nos callamos.

Harry salió guapo, como siempre y con un delicioso olor a colonia de hombre varonil que hacía que me llorasen los ojos de felicidad.

-It´s shower time!

-Sí Tom, sí.

Mientras Tom se duchaba, me puse a hablar con Harry sobre cosas bastante interesantes, mientras Carol y Doug hablaban de otras cosas interesantes también, y Danny le tiraba de la camiseta a Dougie para que le hiciera caso, pero no conseguía su objetivo.

Después de Tom, fue Dougie.

Danny y Harry decidieron ir a molestarlo. Le abrían la puerta, abrían el grifo, tiraban de la cadena y se llevaban la ropa para que no pudiera cambiarse.

Dougie los puso a parir, claro está.

Después de él, me tocó a mí.

-Os lo juro, hacedme a mí algo así y será lo último que hagáis en vuestra inmortal vida.-les amenacé.

-Vale,vale.

Me estaba duchando, canturreando felizmente Transylvania cuando algún desequilibrado mental me apagó la luz.

-¡Eh!-dije.

Oí la risa de Danny.

-¡Danny, o enciendes la luz o te apago yo a ti de un guantazo!

-Vale, vale, ya enciendo, ya.

Rato después salí de la ducha, sonriendo.

-Ala Danny, ya puedes entrar.

-Sin rencores por lo de antes…¿verdad?

-Oh, sí, claro, sin rencores. Y ahora ve, que se nos va a hacer tarde.

-Vale.

Cerró la puerta tras de sí.

-¿Por qué te ríes tanto?-me preguntó Tom.

-Espera y verás-le respondí mientras me sentaba a su lado y le daba un abrazo.-Me había olvidado de lo que era abrazar a alguien.

-¡Ehhh!-oímos entonces desde el baño.-¿Y la esponja?

Empecé a reírme como una loca.

-Le escondí la esponja.-dije entonces.

-¡No encuentro mi esponja!

Esta vez todos nos reímos de él.

-¡ESPONJAAAAAAAAAAAAAAA!¿Dónde estás?

Danny seguía en su implacable búsqueda de la susodicha esponja.

Me levanté y me encaminé hacia el baño. Di tres golpes en la puerta.

-Danny, soy Cris. Haz el favor de mirar detrás de la escobilla del váter.

-¿Y por qué iba yo a…? ¡Mi esponja!

Puse los ojos en blanco.

-Ale, ya está, ya tiene su esponja.

Al rato, Danny salió contento, feliz y reluciente de la ducha y pudimos encaminarnos al concierto.

Como siempre, Carol y yo nos quedamos detrás del escenario.

Esta vez, los chicos interpretaron “She loves you” y tocaron un ratejo los cubitos.

Cuando acabó el concierto, Jake volvió a llamar a Harry.

-¿Se puede saber por qué siempre llama Jake a Harry?-pregunté.

-Le molará Harry.-dijo Dougie.

-Como a ti.-le respondió Danny.

-Pues claro.

Harry vino, feliz y canturreante.

-¡Qué tenemos tres días de vacaciones!

-¡Ueeeeeeeeeeee!-gritamos todos.

-Para celebrarlo, podríamos invitaros a cenar.-sugirió Tom.

-Tom, que tú ya no cenas.-tuvimos que recordarle.

-Pero me gusta seguir haciendo cosas banales.

Carol y yo intercambiamos una mirada de incomprensión.

-A mí me parece bien salir por ahí.

-A ti, Danny, todo lo que sea salir te mola.

-Como me conoces, Harry, tío.

Total, que muy contentos todos nos fuimos en busca de un lugar para cenar.

-¡Ohhhhhhhhhh!-a Tom se le iluminaron los ojos cuando vio un Foster Hollywood.-Este es el lugar elegido.

Entramos a aquel lugar y nos sentaron en una mesa con sillones.

Por un lado, Carol, yo y Harry, y en el otro Dougie, Danny y Tom.

Se nos acercó una camarera con cara de querer matar a cualquiera que se pusiera en su camino.

-¿Qué desean?

Cuando miró a nuestros bellos acompañantes, le cambió la cara y se soltó el pelo. Whore.

-Pues…nosotras queremos unos pinchos morunos.-dijo Carol.

A mí me entró la risa y la camarera me miró con una cara que hubiera derretido el iceberg que hundió al Titanic.

-¿Y los señores, qué van a querer?

Cuando se dirigió a ellos, le cambió la cara radicalmente. Whore, más que whore.

-Nosotros vamos a querer unas Coca-Colas.-le dijo Harry, muy cordialmente.

La camarera me quitó el menú que estaba viendo en ese momento y empezó a abanicarse.

-En seguida.

Y se fue, sin más.

-Me odia.-le dije entonces a Carol.

-Y la odiaré yo más a ella como no nos traiga pan con los pinchos.

-Estoy contigo.

La camarera volvió y nos trajo Coca-Colas a todos. Puso tres pajitas en el centro de la mesa y los chicos empezaron a pegarse por ellas. Finalmente, solo Harry se quedó sin su pajita.

Estábamos esperando a que vinieran los pinchos cuando empezaron a hacer de las suyas.

-Eh, Doug, ¿qué es eso que veo allí? ¿No es una mujer lagarto?

-¿Dónde, Danny?

Dougie se giró para buscar a la supuesta mujer lagarto y en ese momento, Danny, con la pajita, le sopló la Coca Cola a Dougie, a la cual se la fueron todas las burbujas.

-¡Eh! ¡Me has soplado la Coca Cola!

-¿Por qué iba yo a hacer eso?

Y empezaron a pegarse manotazos el uno al otro.

-Chicos, parad.

-¡Él me ha soplado la Coca Cola!

-¡Qué no, que ha sido la mujer lagarto!

Tom los miró y puso los ojos en blanco.

-Pero míralos que infantiles, Harry…-en ese momento, Tom se dio cuenta de que Harry intentaba quitarle su pajita.-¡Eh!- y empezaron a darse manotazos los dos también.

-¡Parad!-dije. A Harry lo tiré de la oreja y a Danny le pegué una patada por debajo de la mesa.

Entonces, la camarera vino con una bandeja de pan.

-Disculpe, pero esto es pan blanco.-le dijo Danny, con amabilidad.

-Ya, lo sé.

-¿No tendría mejor pan marrón?

-¿Pan marrón?

-Sí, es que el blanco es malo.

La camarera le bufó y se fue.

-¿Desde cuándo eres tú un experto en panes?-le pregunté.

Entonces, entre Danny y yo empezó una interesante conversación sobre todos los panes habidos y por haber.

La “amable y simpática” camarera nos trajo entonces los pinchos a Carol y a mí. Miré a los chicos, a los cuales parecía que se iban a atragantar en su propia saliva.

Como sabían que era muy molesto que te miraran fijamente mientras comes, se entretuvieron con los manteles de los menús infantiles, que venían con pasatiempos.

Danny no podía ayudar a Pinki, el pez, a cruzar el laberinto hasta llegar a su pecera, así que pintorrejeó el laberinto de Dougie, que sí que había ayudado a Pinki a cruzar.

-¡Ehhh!-dijo Doug, indignado.-¡Pinta tus cosas, no las mías!

-Vale.

Se dio la vuelta y pintó el papel de Tom, que se lo rompió en la cabeza.

Harry rompió el suyo en trocitos y los lanzó sobre los dos, mientras gritaba “¡Vivan los novios, vivan los novios!”, Danny y Tom tiraban del folio de Doug y este lo pedía a gritos de vuelta.

Todo un caos, vamos.

Mientras, Carol y yo hablábamos de nuestras cosas.

-Vaya, ya es diez de julio…

-¡Dentro de dos días es mi cumpleaños! Ya no me acordaba, con todo este lío…

-Es verdad. ¡Te nos haces mayor!

-Que va, eso de envejecer con los años es un mito, como los gnomos o los esquimales.

En ese momento, Danny comenzó a tirarle migas de pan a Harry y una de ellas me entró a mí por el escote.

-¡Joder, Danny!

-¡Eso son cien puntos!

-¡Los que te van a tener que dar a ti cuando acabe contigo!

-Uhh.

Empezó entonces entre todos una guerra de pan. Pan por aquí, pan por allá. Todos acabamos con pan en el pelo.

Cuando se nos gastó el pan, empezamos una interesante conversación sobre canciones y ritmos,la cual Dougie interrumpía todo el rato con “I want to pee”.

-Dougie, tú ya no puedes mear.

-¡Pero I want to pee!

-Vale, Dougie, ahora todo el restaurant sabe que tienes que mear.

-Mejor, Harry.

La camarera se acercó y empezó a recoger las cosas.

-Espera, mira.-dijo Danny, mientras cogía una servilleta y empezaba a doblarla.

-Danny…¿no te cansas de hacer eso?-le preguntó Tom.

-No, Tom. ¡Pero si es muy divertido!

-¿Qué va a hacer?-pregunté.

-Espera y verás.-me dijo Danny con tono misterioso.-¡Ahá! ¡Boobies!

Empecé a reírme con toda la fuera de mi ser.

Danny se había hecho unas tetas con la servilleta.

La camarera y yo empezamos a aplaudirle y empezó entonces entre ella y yo empezó una competición por ver quién aplaudía más.

Entonces, la llamaron de otra mesa, tuvo que irse y yo gané.

Le pedí a Danny que me enseñara cómo hacerlo y se entretuvo un rato enseñándome, hasta que pedimos el postre.

La camarera nos puso sobre la mesa un enorme helado de al menos quince pisos.

-¡Vivaaaa!¡Azúcar!-gritamos Carol y yo, alzando las manos al aire. No les veíamos las cabezas a los chicos de lo alto que era el helado.

-¿Y os vais a comer todo eso?-nos preguntó el incrédulo de Tom.

-Por supuesto que sí.-le dije yo.

-Y si hace falta, nos comemos otros quince pisos.-le dijo Carol.

-¡Sí!-dije yo, cuchara en mano.

Llevábamos unos cuatro o cinco pisos comidos cuando descubrimos que tenía trozos de plátano y recordamos de pronto la adversidad de Tom ante esta fruta. Una sonrisa de maldad se extendió en nuestros rostros.

-¡Manos arriba, Tom! ¡Esto es un atraco!

-Pero, ¿qué…?

No tuvo tiempo de decir nada más, puesto que empezamos a tirarle trozos de plátano como si no hubiera mañana.

-¡Ahhh!-gritó, mientras un trozo le daba en el ojo.Intentó poner a Danny como escudo, pero es que Danny también contribuía a tirarle plátano, así que desistió y se tiró al suelo a rodar. No sé cómo, pero acabó debajo de la mesa de un matrimonio ya entrado en años.

Cuando le prometimos que el plátano se había acabado, salió, para darse cuenta de que todo era una burda mentira y volvimos a atentar contra su vida a base de plátanos.

-¡Ahhh!¡No, por favor! ¡Parad!

-Tom, que se nos ha acabado el plátano.

-¡Ahhhh! ¡No, parad!

-Tom, que esta vez es de verdad.

-Menos mal.

Nos acabamos el helado y pidieron la cuenta. Salimos de allí prácticamente corriendo porque estaban deseando perdernos de vista.

Carol y yo íbamos hablando sobre mi cumpleaños unos pasos por delante de los chicos y ellos iban detrás, hablando sobre pan y plátanos.

Íbamos a cruzar una esquina cuando un depravado salió y nos asustó.

-¡Vamos, la pasta o la vida!

Yo iba a decirle que la vida, pero solo salió un grito de mi garganta, al igual que Carol.

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!

Entonces, de un salto, los chicos se pusieron delante nuestra.

-¡Vamos, la pasta o la vida!

Danny le gruñó.

-¡La vida, la tuya!-le respondió.

Genial. Quería hacerse el héroe.

Avanzó hacia el indeseable, gruñiendo.

Crucé una mirada con Harry y los dos asentimos. Había que hacer algo.

Parpadée y entonces oí un disparo.

Abrí los ojos y solo pude ahogar un grito en mi garganta.

3 comentarios:

  1. Aaaaaaaaaaahhhhhh!!!!!!!!
    COMO SE TE OCURRE DEJARLO ASIII!? D:
    Tia, eres mala ¬¬
    SUBE EL PROXIMOOOO! D:::
    PD: Debajo de la mesa de un matrimonio mayor? xDDD

    ResponderEliminar
  2. TEODIOTEODIOTEODIO.
    ¿Y si a muerto Harry qué, eh? Bueno, me dijiste que tenía un papel seguro...
    Oh, oh, Dougie, nooooooooooooooo mi enano noo.
    A Tom ni tocarlo ¬¬
    Danny...ya sabes que me la repanfinfla.Okno.Que me digas quien a murido, jope :(

    ResponderEliminar
  3. Mmmm...batalla con plátanos...mmmmm

    ResponderEliminar